febrero 18 2017

Vientos Nuevos (Despertando la Unidad)

 «Los rayos de sol ahuyentan la noche y aniquilan el poder mal ganado de los hipócritas»  – La Flauta Mágica (Mozart)

Islandia, El Cairo, Madrid… Despiertan las voces de los desfavorecidos, aquí y allá, se crean revueltas pacíficas contra un sistema social desigual y una política económica utilitarista que tiene sometido a más del 90% de la población. Algo se mueve…

Entre 2008 y el 2010 se produce la llamada “revolución silenciosa”* de Islandia (impulsada por el artista y activista Hördur Torfason) que logró imponer pacíficamente los derechos civiles frente al sistema opresor del gobierno y los Bancos, dando una lección de democracia a Europa y el resto del mundo… 

Plaza de Tahrir, en el Cairo, entre enero y febrero de 2011, encendidas y multitudinarias protestas pacíficas, dieron lugar a la Revolución egipcia (también conocida como la revolución de los Jóvenes) en contra de la corrupción, la libertad de opinión y el desempleo, que llevaron a la dimisión del premier ministro Mubarak… En mayo de ese año, se asiste en la capital española al llamado movimiento del 15-M, donde con claros paralelismos (salvando las diferencias culturales) a las movilizaciones de El Cairo, miles de jóvenes, y más tarde de todas las edades, acampan en la Puerta del Sol reivindicando la transformación del sistema político, la tiranía de los Bancos y la necesidad de una democracia real.

Islandia, El Cairo, Madrid… toda un revolución ciudadana contra el poder político-financiero neoliberal mediante la reivindicación pacifista, plantan cara al sistema y las feroces políticas capitalistas de aquellos que siendo elegidos para servir y amparar al pueblo, terminan enriqueciéndose a su costa.

Asistimos en los últimos años, (sobre todo tras la crisis financiera mundial del 2008) a unos momentos en que la conciencia social está más despierta que nunca, y por esto constatamos los amplios movimientos humanos revelándose contra el capital y los opresores, exigiendo (y esto es generalizado: sin recurrir a la violencia) transparencia y justicia necesarias para cambiar el modelo político-económico vigente cada vez más endurecido con los más débiles.

Llama la atención en unas décadas hostigadas por la violencia en todas sus formas: directa y estructural, donde, ojo, también se enmarca la violencia institucional, y la exaltación fundamentalista de ciertos grupos religiosos, este pacifismo de grandes masas cuya ira sublimada se reconduce a la sensibilización ciudadana y la denuncia de los derechos fundamentales (pareciera que nuestra memoria anterior mantiene la huella inconsciente de tanta sangre derramada, en otras luchas.. .en otras revoluciones… y reaccionara prudente, tanto a la necesidad de cambio, como al rechazo de los violentos).

Hay otro tipo de revuelta interactuando con esta, pero de tipo más interno… la búsqueda (por necesidad esencial) de lo espiritual más allá de religiones y dogmas, pero también más allá también de las consignas cerradas del cientifismo materialista que reduce al hombre a un mero accidente biológico. Las personas desean mirar en su interior, descubrir su esencialidad, crecer y “ver” más allá de los moldes convencionales de superficie… Se hace necesario, más que nunca, una cultura de lo trascendente. Esta cultura debe estar tanto al servicio del despertar y del equilibrio interno como al fomento de los ideales universales de paz, unión y fraternidad.

El infinitivo “despertar” se escucha a menudo en los diversos ámbitos de la sociedad, manejado ahora con connotaciones más profundas y universales… Un evidente signo de los tiempos que al espiritista es familiar, al recordar una de las enseñanzas de la revelación espírita: el paso del mundo de pruebas al mundo de regeneración. Esta necesidad colectiva de cambiar el sistema, es uno de sus síntomas.

El despertar de conciencia, el salto cuántico-espiritual propio de una humanidad que evoluciona hacia el conocimiento, la concordia y la luz, parece poco probable que pueda evidenciarse si antes no se produce una sacudida de la conciencia ciudadana, de sentir como nuestras las carencias de los más débiles, la necesidad de cambiar el sistema y la de prestar atención a nuestra realidad metafísica.

Todo esto no son sino las primeras señales de que el viejo paradigma secular no da para mucho más y precisamos ir “haciendo hueco” para que el nuevo se vaya colocando. Y este, solo irá tomando lugar en nuestro mundo, en la medida en que movilicemos el compromiso, la paz y el amor, pero sin obviar el reencuentro de nuestro Ser espiritual e inmortal, sepultado por los constructos nihilistas y la cultura materialista de los dos últimos siglos.

Por Juan Manuel Ruiz González

Escrito por Juanma

Juanma

Juan Manuel Ruíz González es miembro de la Asociación Espírita José Grosso de la ciudad de Córdoba (España) y fundador del grupo de Facebook «Doctrina Espiritista 2.0». También escribe artículos en publicaciones espíritas como el periódico madrileño «El Ángel del Bien» y es asiduo colaborador de la web Zona Espírita.


Publicado 18 febrero, 2017 por Juanma en la/s categoría/s "Espiritismo