Es de coherencia doctrinaria revisar ciertas teorías -más si son de naturaleza mediúmnica- y, sobretodo, cuando consciente o inconscientemente, inspiran un movimiento postizo que termina generando otra pseudo doctrina. Esta doctrina puede conservar algún elemento de la original pero, de fondo y propósito, es bastante diferente…
No seremos tan arrogantes como para decir que todo lo que inspira la obra de Humberto de Campos sea falso, pero si de observar como un nuevo espiritualismo que nace con (y a pesar de) «Chico», se justifica y auto refuerza con obras que son tomadas como palabra de Dios (y por lo tanto consideradas infalibles).
El libro de H. de Campos detenta momentos bellísimos e inspiradores, ideas que son buenas y otras que tienen un valor literario pero no necesariamente doctrinario (espiritista). No obstante, antes que en esta novela, la idea de «Brasil corazón del mundo, patria…» surge de un poema incluido en la primera obra de Chico Xavier: «Parnaso de Allém-Túmulo», y no seré yo quien descalifique ni quite valor a ambas obras, el problema es no contextualizar y relativizar ciertos contenidos, hasta el punto de resaltarlos, reelaborarlos y terminar constituyendo un nuevo movimiento doctrinal. Este, y no otro es el problema…
Respetando el poso de realidad que puede haber en estas obras o los elementos útiles que se pueden extraer de ellas (no olvidemos que hablamos de un poema y de una novela), esto no implica que tengamos que aceptar todas las teorías que surjan a su sombra… Hay muchas teorías que, por mucho que sean popularmente aceptadas, navegan entre la complaciencia/alucinación ideológica y el adoctrinamiento más etnocentrista…
Si Brasil (y la FEB, la auto proclamada casa mater) fuesen el eje del Espiritismo, este dejaría de ser una propuesta universal, porque quedaría relegado a un credo y una cultura específica.
¿Dijo Kardec alguna vez (y más razones tendría, sin lugar a dudas) que Francia era el corazón del Espiritismo? No, porque conocía de primera mano que era una filosofía-revelación que carecía de religión, ritos y nacionalismos. ¿Por qué entonces este neo espiritismo nacido en Brasil se auto proclama así? ¿Será que la supremacía ideológica-espiritual es algo afín al Espiritismo? Lo dudamos muy mucho.
Francia fue la cuna, le siguió España y sus congresos mundiales como punta de lanza, y ya en la segunda mitad del siglo XX, Brasil adquiere notoriedad (especialmente al rededor de las interesantes obras psicografiadas del médium Chico Xavier). Pero no Francia ni España se han autoproclamado como potencia definitiva de la doctrina espiritista, quizá porque dieron por hecho que está es, antes que nada, un llamado universal por encima de cultos y nacionalismos espirituales…
Brasil puede tener el mayor número de espiritistas (aunque habría que matizar si, como gran potencia del Catolicismo, muchos de ellos son más «espiritólicos» que netamente espíritas), en cualquier caso el sólo factor de la cantidad no lo convierte el el guía supremo del Espiritismo.
Resulta pasmoso como grupos e instituciones (de Brasil o de España) presuntamente entregadas al estudio y el análisis al que nos invita el Espiritismo, carecen de filtro para que no se cuelen ciertos condicionamientos heredados que debieran ser revisados y superados… El Espiritismo es un ideal superior que debe permanecer lo más limpio posible de «retales» de otros cultos y de añadidos culturales que desvirtúan su propósito.
Siguiendo el ejemplo del codificador, nunca está demás recurrir al buen sentido como señal indicadora de los mensajes de los buenos espíritus, pero claro; una comunicación o una idea no es detentora de buen sentido sólo porque halague nuestro ego… o porque nos sea más cómodo para no tener que tocar aquello que debe ser revisado por coherencia doctrinaria y sentido del progreso.
Tenemos que tener la autoconciencia necesaria para servir al Espiritismo tal como fue codificado (y adaptarlo naturalmente a los nuevos tiempos), y no servirnos del mismo para dar vehículo y expresión a los atavismos y condicionamientos que no le pertenecen.
A menudo la comodidad y el seguir la línea general es un desacierto, y es el Espiritismo quién lo termina pagando…
Por Juan Manuel Ruiz González