Tenemos que tener la autoconciencia necesaria para servir al Espiritismo tal como fue codificado (y adaptarlo naturalmente a los nuevos tiempos), y no servirnos del mismo para dar vehículo y expresión a los atavismos y condicionamientos que no le pertenecen, y que tan mala impresión causan en el neófito…
Los seguidores del Espiritismo estamos lejos de ser perfectos, por lo tanto estos y las instituciones no sólo pueden cometer errores, sino que el deber de todo espírita consciente es tener claro esto y seguir al mensaje original, porque no siempre lo que se determine desde libros, centros o federaciones será lo más coherente o lo más correcto.
A menudo la comodidad y el seguir la línea general es un desacierto, y es el Espiritismo quién lo termina pagando…
Procura no ser un polemista gratuito, pero tampoco un corderito evangélicamente adiestrado.