Leyes Morales dictadas por espíritus, apoyan los Derechos Humanos
Los que hemos tenido la oportunidad de leer y estudiar detenidamente las bases filosóficas y morales del verdadero principio espiritista, sabemos de la similitud existente entre sus Leyes Morales presentadas en El libro de los Espíritus, de Allan Kardec en 1857, y las leyes creadas que se hacen cumplir por muchos gobiernos bajo los preceptos de los Derechos Humanos.
Ambos buscan la justicia social, equidad como principio universal, posturas responsables ante la necesidad de los desventajados y un rol mucho más proactivo de los individuos y sus gobiernos, para proteger a los más vulnerables que son parte significativa del progreso para la propia humanidad.
Sobre la Ley de Libertad que encontramos en el libro de Kardec, nos dice que el hombre no goza de una libertad absoluta.
Nos dice que “no, porque todos necesitamos unos de otros”.
También nos dice que “la esclavitud… desaparecerá con el progreso, como desaparecerán poco a poco todos los abusos”.
Y que, “El que saca provecho de la ley de esclavitud es siempre culpable de una violación a la ley natural”.
Por otro lado, en otro capítulo dedicado a la Ley de Igualdad; nos comparte que “a pesar de las desigualdades de aptitudes, todos somos iguales y que, de las desigualdades de las riquezas, la sociedad es la principal responsable porque es la que debe velar por la educación moral”.
Esta ley también nos instruye sobre la igualdad de género con su pregunta número 818: “¿De dónde se origina la inferioridad moral de la mujer en ciertos países? Su respuesta: “Del imperio injusto y cruel que el hombre tomó sobre ella. Es el resultado de las instituciones sociales y del abuso de fuerza respecto a la debilidad”.
Estas Leyes Morales, también tocan la Ley del Trabajo, considerándola como una Ley Natural necesaria para la subsistencia de los individuos.
En ella se cumplen dos objetivos principales: primero la conservación del cuerpo y segundo, el desarrollo del pensamiento.
Aún las personas que tienen sus necesidades cubiertas, los espíritus le advierten que tienen la obligación de hacerse “útil según sus posibilidades, de perfeccionar su inteligencia o la de otros,”… pues tienen “la obligación de ser útil a sus semejantes… porque su desahogo le da más oportunidad de hacer el bien”.
Esta ley, además nos educa sobre la responsabilidad que debemos tener todos los hijos hacia nuestros padres, cuando ellos ya han dedicado una vida al trabajo para sustentar nuestras necesidades.
Además, les hacen un llamado de alerta en la pregunta 684 a los que abusan de su autoridad para imponer un trabajo excesivo.
Advirtiéndoles que, “es una de las peores acciones” y que por ello, son responsables de sus inferiores.
Además, abundan en la pregunta 685 sobre el derecho al descanso que tiene el hombre en su vejez.
Detallando en su respuesta: “El fuerte debe trabajar para el débil. Y a falta de familia, la sociedad ha de hacer sus veces”.
Otra ley importante compartida por los amigos del mundo espiritual es la Ley del Progreso.
En ella nos hablan de la importancia del progreso de la legislación humana dentro de las preguntas 794 a la 797, y nos dicen que la sociedad podría regirse sólo por las Leyes Naturales pero ante la incomprensión de las mismas y la falta de voluntad para practicarlas, es necesario contar con leyes particulares según vayamos comprendiendo el sentido de justicia para todos y vayamos comprendiendo bien las Leyes Naturales. “Las leyes humanas son más estables, a medida que se aproximan a la verdadera justicia”.
Igualmente nos habla de la severidad de las leyes penales que responden a una “sociedad depravada que ciertamente necesita leyes severas”.
Sobre la Ley de Justicia, Amor y Caridad, en la pregunta 880, dice lo siguiente: “¿Cuál es el primero entre todos los derechos naturales del hombre?” Su respuesta es muy contundente: “El derecho a la vida. Por esto, nadie tiene derecho de atentar contra la vida de su semejante, ni hacer nada que pueda comprometer su existencia corporal”.
Con igual carácter nos indica en la pregunta 877, sobre las obligaciones particulares que tenemos todos al vivir en sociedad. Ya que participando en ella, nos obliga a “respetar el derecho de sus semejantes” haciéndonos justos.
Puesto que “la vida social confiere derechos e impone deberes recíprocos”.
Así que con este principio, no resulta nada extraño estudiar dentro de la Ley de Destrucción, la pena de muerte y la importancia del hombre para preservar su propia vida.
Esto es parte del progreso de la sociedad. Nos dice que: “Es preciso abrir al criminal la puerta del arrepentimiento y no cerrársela”.
También “Que el hombre cree siempre necesaria una cosa, cuando no encuentra nada mejor. A medida que se ilustra, comprende mejor lo que es justo o injusto y repudia los excesos cometidos en nombre de la justicia en tiempos de ignorancia”.
Los espíritus que fueron interrogados por Allan Kardec en aquel entonces, le proporcionaron diez Leyes Morales que, al ser estudiadas nos dan una amplia comprensión de cómo podemos evolucionar como espíritus encarnados cuando velamos por el bienestar común y cómo todas nuestras decisiones marcan una diferencia en el futuro al que esperamos retornar en una próxima reencarnación.
Este grupo de Leyes Morales son una muestra de la dirección por donde debemos ir como sociedad.
Nuestro norte debe ser la búsqueda del progreso mediante la constante búsqueda de justicia, progreso colectivo y adelanto evolutivo de todos los individuos que la componen.
Vale el esfuerzo estudiarlas para inspirar a las nuevas generaciones a no conformarse bajo la ignorancia de no comprender lo que es el verdadero progreso.
Por Ivelisse Montijo
Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 3. Nº9. Marzo 2017