Es más razonable utilizarnos de un poco más de penetración psicológica, discreción y sensibilidad, para no caer en lo simplista, lo obvio o la actitud más caprichosa.
Hay cuestiones a tener en cuenta, pues no siempre nos encontramos con una misma variable humana, ni son todas las circustancias iguales, como por ejemplo puede ser; el que la persona sea neófita en cuestiones espiritistas… el que no tenga hábito de lectura o de acceso a obras espíritas… el que no sepa leer… el que tenga realmente interés en leer determinado libro (el que luego lo devuelva*), etc, etc.
En el caso de personas nada o poco familiarizadas con lecturas de tipo espiritual, el abordaje de lecturas espiritistas complejas no va a ser, obviamente, la mejor idea, incluso (dependiendo del caso) ni siquiera el recurrir a las obras de la Codificación puede ser la opción más idónea…. excepción quizá de «El Libro de los Espíritus» (yo en este caso quizá me inclinaría más por algún ejemplar de «¿Qué es el Espiritismo?», «Memorias de una mujer» o el opúsculo «El Espiritismo en su más simple expresión»).
Hay obras contemporáneas especialmente diseñadas para despertar el interés en lectores curiosos pero alejados de lo trascendental, obras que han sido piedra de toque para millares de personas en todo el mundo; autores como: Brian Weiss, Louise Hay, Elisabeth Kübler-Ross o Deepak Chopra, pueden ser una esclarecedora toma de contacto – «Muchas vidas, muchos maestros» (B. Weiss) o «La rueda de la Vida» (E. Kübler-Ross). –
Después, si hay interés o llamado interno, sí podríamos invitar a la persona a un abordaje más profundo de la ciencia espiritual que el Espiritismo propone; y aquí sí que podemos recurrir a indispensables como Kardec, Amalia, Denis o A. Luiz («Nuestro Hogar»)…
Obviamente esto no es muy viable cuando el espírita no lee otra cosa que obras de contenido espiritista, pues no tendrá la perspectiva necesaria para aplicar aquel consejo maravilloso de A. Kardec de «antes que espiritistas haced espiritualistas».
La persona que lee de todo tiene más posibilidades, más referencias, etc., para llegar a mayor número de personas, hacer más comprensivas determinadas cuestiones de la doctrina, argumentándose frente a opositores y tener más acceso a terminologías y aproximaciones filosóficas (tanto para personas habituadas a otro tipo de conocimientos como para enriquecer una reunión espírita).
El Espiritismo es anti dogma… no es necesario limitarse a las obras espíritas ni a colocar el nombre de Kardec en todos los artículos y/o exposiciones para ser un genuino seguidor del Consolador Prometido o reunir el criterio doctrinario suficiente. En este sentido, ganaríamos más llevando a Kardec en el corazón que recurriendo dogmáticamente a él en todas nuestras intervenciones.
Siendo objetivos, teniendo muy claro los fines del Espiritismo y no cayendo en «mezclas» exóticas, el conocimiento de otras lecturas jamás va a ser un problema, antes lo contrario: será siempre un aliado en el camino.
Por Juan Manuel Ruiz
En la tarde del viernes 18 de marzo de 2016
__________________