Los fenómenos paranormales o la comunicación con otros planos de conciencia son temas hablados frecuentemente en películas conocidas por algunos como ciencia ficción.
Evidentemente, habrá personas incrédulas que no acepten absolutamente nada de las experiencias relatadas por sus intérpretes.
Otros en cambio, en el otro extremo, creerán todo y lo defenderán con énfasis.
Generalmente, conocidos como fenómenos sobrenaturales, hay pocos que admitan su origen natural, es decir, pertenecientes a la naturaleza humana.
Como no conocen su mecanismo de producción afirman que pertenecen a un mundo distinto y alejado de los seres humanos, ya sea en el “cielo” o en el “infierno”, dependiendo de la bondad o maldad de los seres que se manifiestan.
Curiosamente, aquellos adeptos a alguna religión que asumen la existencia de seres superiores dedicados a guiarnos o demonios que nos atacan, aceptan la intervención de éstos en el ámbito religioso, pero no admiten la comunicación cotidiana con espíritus.
El asunto se convierte en “creer o no creer”.
Tener miedo o ser valiente para afrontarlos.
Sin embargo, para otros es sencillamente motivo de estudio con el fin de conocer las posibilidades de obtener comunicaciones, descubrir los mecanismos de producción, entender porqué algunos reciben contactos espontáneos y a veces no deseados; mientras otros no perciben nunca nada.
Finalmente, abordar la posibilidad de desarrollar con estudio y perseverancia esa facultad, lo que redundaría en un enorme conocimiento del mundo humano y el mundo espiritual.
Comencemos por exponer nuestro convencimiento de que nuestro mundo material no está divorciado de la realidad espiritual.
No estamos en una dimensión “abajo” mientras los espíritus están “arriba” y lejanos.
Consideramos que como espíritus tenemos un cuerpo físico, mientras nos mantenemos en nuestra experiencia terrestre, pero cuando lo perdemos en el proceso de la muerte orgánica, el espíritu continúa viviendo en una nueva experiencia que puede ser muy variada.
El espíritu puede elegir permanecer cerca de donde se encontraba: su casa, su familia, su trabajo, su sociedad, su ciudad, etc.
Pero también puede decidir continuar, desapegándose de todo lo que tenía.
Muchos dirán que nadie quisiera dejar lo que tenía si era agradable y escaparía prontamente de situaciones indeseadas.
Sin embargo, no siempre es así.
Muchos comprenden la ineficacia e inconveniencia de estancarse en su felicidad y confort, mientras otros persisten en su desgracia, aferrados a lo que tienen aunque los perturbe.
“Como es arriba es abajo”, se dice.
O lo que es lo mismo, pero dicho más adecuadamente, el mundo espiritual es semejante al mundo consciente en nuestra vida diaria, en nuestra vida física.
Es común oír relatos de fenómenos paranormales, contados por algunas personas asombradas, convencidas o no de lo sucedido.
Por otros lado, los oyentes lo reciben con escepticismo, o celebran lo ocurrido, también convencidos de su veracidad.
La discrepancia persiste.
En ocasiones, algunos esperan la ausencia del individuo emocionado con su experiencia, para manifestar, a veces con burla, el desdén por lo oído.
Pero muchos dirán: “¿cómo puedo creer si nunca tuve esa experiencia y no estoy seguro de que se diga la verdad o que se esté equivocado con buena intención?”.
Muchos han tratado de dilucidar esta cuestión.
Se propusieron resolverlo concurriendo a alguna reunión de aquellas llamadas mediúmnicas o de canalización para convencerse de la verdad: ya sea descubrir el truco o confirmar con preguntas precisas la presencia de seres conocidos.
Algunas veces, descubren el truco porque caen en manos de estafadores.
Otras veces no logran una legitimación de identidad y quedan igual…
Esto sucede porque la comunicación con espíritus es, a veces, tan difícil y complicada como la comunicación con los seres humanos que nos acompañan en esta aventura de la vida física.
En ocasiones, las películas o los relatos nos entusiasman sencillamente porque nos presentan situaciones que desearíamos para nosotros.
Perdemos un ser querido y nos gustaría tener una señal inmediata de que continúa viviendo.
Pasa el tiempo y nos gustaría seguir en comunicación diaria y continua con todos los que se fueron, conociendo los pormenores de su situación, su ambiente, la descripción de su entorno, su compañía, sus nuevas amistades, etc.
Es decir, quisiéramos que todo fuera como si estuvieran de viaje y fuéramos partícipes del país a donde se trasladaron.
Tampoco es posible…
Eso sucede porque, a pesar de que los seres siguen siendo los mismos cuando pierden su cuerpo orgánico, tienen un diferente estado de conciencia.
A la mayoría que ha encontrado el camino del progreso en su evolución, ya no lo atrae el mundo físico, y aunque siguen amando a los que dejaron, los esperan en su nueva situación, pero no desean seguir en la anterior.
Al contrario, algunos ignorantes de la forma adecuada de evolucionar desarrollándose, se quedan con su pensamiento estancado en el pasado, y perturban a aquellos que quedan en el mundo físico cumpliendo su labor cotidiana.
Algunas veces, los seres queridos pasan al mundo espiritual y desean fervorosamente comunicar a sus allegados su nueva situación, para corroborar de alguna forma, la legitimidad de sus creencias, su estado perdurable y sus nuevas vivencias.
Deja huellas, produce fenómenos, muestra su identidad, deja mensajes, intenta, en fin, decir que todavía sigue viviendo.
Puede ser interpretado o no.
Los allegados pueden reaccionar con miedo, sorpresa o incredulidad.
Las anécdotas son numerosas, pero no siempre trascienden porque los interesados imaginan que los tildarán de locos, desequilibrados o imaginativos.
Es posible que consulten a profesionales para que le ayuden a “aceptar la realidad y equilibrarse”, también optan por ingerir tranquilizantes farmacéuticos o “naturales” para sobrellevar la pena.
A la larga lo consiguen porque siguen el proceso de negación, ira, negociación y aceptación, para finalmente quedar con un recuerdo por quien partió definitivamente de su entorno hogareño.
Pero la verdad es que la posibilidad de comunicarse con algunos de ellos queda latente y muchas veces se hace realidad.
Por otro lado, los estudiosos han comprobado que la comunicación espiritual no se limita a los familiares, sino que algunos espíritus tienen intereses precisos por afinidad o no, y contactan a personas o grupos para exponer sus ideas.
Un grupo de trabajo desarrollando un tema atractivo para otros espíritus, puede obtener la influencia de pensamientos afines, seres interesados en participar en una discusión temática o simplemente conversar.
En el mundo existen grupos reunidos con esa finalidad.
Nos extenderíamos demasiado si describiéramos las múltiples formas o estilos de cada grupo, indudablemente, influenciados por sus creencias, instrucción, capacidad intelectual y emocional.
Algunos extremadamente académicos, las juzgan según sus resultados científicos; otros, fundamentalmente inclinados a la emocionalidad o los sentimientos.
Creo que todos son valiosos pero, sin embargo, me inclino hacia los resultados positivos, rigurosamente analizados, con la confirmación de datos si es posible, y evitando la aceptación automática de todo lo que se reciba.
Tuve la oportunidad de observar muchos grupos, y sin ánimo de crítica, la mayoría deja mucho que desear.
Son demasiado crédulos o no tienen capacidad para juzgar lo legítimo del error.
Frecuentemente, sin tener suficiente capacitación académica en cualquier área aceptan las ideas de cualquier espíritu y se convencen de su tesis.
Pude observar la aceptación tácita de cualquier indicación sobre la salud o la enfermedad, y la creencia de que los espíritus “ven” la enfermedad desde el punto de vista energético, lo cual “asegura” un diagnóstico certero.
En ocasiones llegan al misticismo o al menos, creen que los espíritus no se equivocan, lo saben todo, no se los debe contradecir y sus indicaciones merecen ser seguidas ciegamente.
Sin embargo, los espíritus siguen siendo como eran en su vida anterior, y a pesar de que continúan desarrollándose, la evolución no da saltos, pues el progreso se obtiene lentamente y con esfuerzo.
Sus conocimientos son los que consiguieron atesorar durante su vida física, de tal forma que su opinión tiene el mismo valor de aquellos de un vecino o conocido.
Admitir esto es muy importante para no caer en el fanatismo o la credulidad extrema.
Existen múltiples libros o escritos de todo tipo describiendo los resultados de reuniones donde ser reciben los pensamientos de espíritus opinando sobre diversos temas.
Esas opiniones son valiosas pero no son absolutas.
Muchos investigadores opinan que adquieren legitimidad si a través de varios sensitivos se obtienen las mismas respuestas, procedentes de diferentes espíritus.
Me permito opinar que aún así, puede ser una equivocación.
¿No es acaso frecuente, que muchos repitan un error, admitido al final como verdad? Una vez más: se trata de opiniones discutibles, aunque procedan de espíritus que merecen nuestro respeto.
En nuestra experiencia personal y habiendo asistido a reuniones de distinto carácter, apreciamos la comunicación de muchos espíritus con características individuales, con opiniones diversas, a veces sorprendentes y contradictorias según nuestro criterio.
De todas ellas hemos podido extraer alguna enseñanza, aun cuando no aceptemos abiertamente las ideas transmitidas.
Nos ha permitido diferenciar al ser sencillo y bondadoso, al arrogante, al sabio, al autoritario; es decir, a los seres humanos que fueron y siguen siendo.
Se podía apreciar la sensación desagradable que transmitían los pensamientos agresivos e ignorantes, como también el éxtasis de bondad y belleza de seres superiores que nunca hacían alarde de conocimientos del mundo, sino de la necesidad del amor, generosidad, fraternidad y paz.
Este trabajo tiene la finalidad de presentar algunas de esas comunicaciones sobre diversos temas con vigencia actual, a veces, presentando algunas perspectivas diferentes a las habituales.
No pretende ser una revelación ni mucho menos.
Así como enfatizamos que no debemos interpretar la infalibilidad de esos mensajes, también aceptamos la necesidad de respetar la opinión de quienes desearon mostrarnos sus conclusiones.
Despojemos de misticismo estas comunicaciones y aceptémoslas tal como se presentan, es decir, ideas dignas de ser tomadas en cuenta con la finalidad de apreciarlas, discutirlas y adoptarlas o no, de acuerdo a nuestro criterio.
Cuando intentamos compartir ideas con seres espirituales, por el momento sin un cuerpo físico para expresarse, pero que mantienen sus creencias, tal como las acumularon durante sus experiencias de vidas, sólo estamos recibiendo otras ideas más.
Nunca pretendemos presentarlas como infalibles, pero muchas veces, apreciamos la sabiduría de algunas de ellas, tal como nos deslumbran algunas personas que nos tropezamos en la vida, por la profundidad de sus ideas, la reflexión del pensamiento y la claridad de sus convicciones.
En las actas de muchas reuniones mediúmnicas se incluyen notas alusivas a los lugares, países, profesiones o actividades que rodearon las vivencias de los espíritus comunicantes.
La finalidad es ubicarlos en el contexto y demostrar la naturaleza cotidiana y no sobrenatural de sus experiencias.
Por Hebe Novich. Reproducido del Prólogo del libro «Conversaciones con Espíritus. Volumen IX: Paranormalidad y Mediumnidad» (2013)