Iniciaremos nuestro estudio encontrando el término “Ecología” en ‘oikos’ (casa, lugar donde se vive) y ‘logos’ (estudio de); y su definición como la ciencia de las interrelaciones entre los organismos vivos y el medio ambiente.
Los estudiosos de la materia comentan que, desde siempre, el hombre se ha interesado por la ecología y en los primeros tiempos, para sobrevivir, necesitaba tener conocimiento definido de su medio, buscando comprender las fuerzas de la naturaleza en sus diferentes reinos (mineral, animal y animal vegetal).
En el principio, el hombre primitivo observaba el cielo, los vientos, la lluvia, las variaciones de las temperaturas, percibiendo que estos eventos influenciaban el medio en que habitaba; pero con el paso de los milenios, ha usurpado su medio ambiente, provocando una serie de eventos dañinos.
El ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, en su libro de 1992 “El equilibrio de la Tierra”, mencionó que no sorprende que el hombre se haya vuelto tan desconectado con el mundo natural.
El hombre tenía una idea de un mundo sin futuro y hoy empieza a entender, a través de sus experiencias obligatorias, que lo necesario es el equilibrio saludable de los elementos de la naturaleza junto con el equilibrio saludable de las fuerzas de los sistemas políticos.
El Espiritismo ha dado su contribución como ciencia que se preocupa por el medio ambiente y sus repercusiones, ya que la naturaleza es uno de los pilares que los Espíritus (encarnados) utilizan para desarrollar sus capacidades, buscando alcanzar el progreso como ser inmortal.
El Libro de los Espíritus, en el capítulo V, Ley de Conservación, menciona que “la Tierra produciría siempre lo necesario, si con lo necesario el hombre se contentase.
Si lo que en ella produce no le basta a todas sus necesidades, es que él emplea en lo superfluo, lo que podría ser empleado en lo necesario”.
Entiéndase que el materialismo exacerbado es la causa de todos los eventos de la naturaleza, pues el modelo económico impuesto a la sociedad actual es fruto de la producción de bienes de consumo más caros y sofisticados, produciendo más allá de lo necesario.
Entonces surge una nueva interrogante en los días de hoy:
“¿Alguna vez te has detenido a pensar cómo es nuestra relación con el medio ambiente actual?
¿Cuáles son nuestras responsabilidades ante las emisiones de carbono en la atmósfera, el calentamiento global, la producción cada vez mayor de basura y el posible agotamiento de los recursos naturales de la Tierra?”
André Trigueiro, periodista de la Red Globo, quien posee una pos-graduación en Gestión Medioambiental de la Universidad Federal de Río de Janeiro y es autor del libro “Mundo Sustentable”, piensa que el Movimiento Espírita tiene que absorber y contextualizar, a la luz de la Doctrina, las constantes advertencias científicas que denuncian la destrucción de los recursos naturales no renovables.
La preocupación con los actuales medios de producción y consumo han precipitado a la humanidad en dirección a un impasse civilizatorio, donde el lucro justifica los medios, además de atentar contra el uso sostenible de los manantiales de agua y sus efectos (la desertificación del suelo), el calentamiento global, la monumental producción de basura y finalmente, los efectos colaterales de un modelo de desarrollo ecológicamente predatorio, perverso e injusto.
La pregunta 799 de El Libro de los Espíritus cuestiona “… ¿de qué manera el Espiritismo puede contribuir al Progreso?” La respuesta afirma que “destruyendo el materialismo”, que es un punto en las llagas de la sociedad, llevándonos a discutir y entender qué es lo necesario y qué es lo superfluo.
Y, este punto, llega a la cuestión moral, pues el espírita debe entender que cuando el planeta se enferma, su proyecto evolutivo queda comprometido y debe saber que no podemos quedarnos inertes.
Algunos, en actitudes comodistas ante este escenario, piensan que todo se resolverá cuando se complete el ciclo de la Tierra. Puro engaño.
Necesitamos entrar en alerta y actuar inmediatamente, pues nos quedan esperanzas de cambiar este cuadro, que al día de hoy es nada favorable.
La corrección del rumbo del desarrollo sostenible es posible, pues ya tenemos varios diagnósticos que nos ayudarían a resolver el problema del agua, pero nada se está haciendo y, según la ONU, su escasez ya alcanza a dos mil millones de personas.
Hay la tecnología y varios pequeños proyectos en el mundo de desalinización del agua de los mares, que podrían multiplicarse.
André Trigueiro dice que la ciencia ecológica ofrece un amplio espectro de observación, interconectando sistemas que varían del micro al macrocosmos.
El Espiritismo desdobla esta mirada hacia el plano invisible, ampliando enormemente el campo de investigación, pues la Ciencia Espírita y la Ecología son afines desde hace por lo menos 150 años, ya que ambas tienen la misma visión sistémica en cuanto a la defensa de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos naturales, el consumo consciente y primado por los proyectos colectivos sin perjuicio de los individuales.
Y, finalizando, el Movimiento Espírita debería “despertar” ante las oportunidades que el mundo ofrece y contribuir con el vasto conocimiento sobre la vida material y espiritual que la tesis espírita ofrece, a fin de que la evolución del espíritu pueda ocurrir en un mundo auto-sostenible.
Por lo tanto, espírita, su participación es fundamental, pero para eso tiene que haber acción efectiva, pues opino que, después de todo, somos todos responsables por lo que hacemos o dejamos de hacer.
¡Manos a la obra!
Por Junior da Costa y Oliveira
Extracto de un artículo que fue originalmente publicado en el Diario Apertura de agosto de 2011.
Traducción al español publicada en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Allan Kardec. Puerto Rico. Año 3. Nº11. Septiembre de 2017