Historia del Espiritismo: España (1853 – 1888)
Los salones europeos no salían de su asombro de ver a Napoleón III como nuevo emperador de Francia, cuando caen inmersos en la fascinante moda de las mesas danzantes, a lo que siquiera Isabel II logra sustraerse, tal lo registra La España, Aranjuez, 1853.
Entre otros manuales por ese tiempo se conocía Mesas Danzantes y Modo de Usarlas. Respuesta de los Espíritus a preguntas que se les sometiera obtenidas por la tiptología, Cádiz, 1854. Complementa al movimiento de las mesas la gira europea de los grandes médiums de efectos físicos, las hermanas Fox, Home, los Davenport que causan sensación y encienden la polémica.
Incómodo Pío IX por lo que concibe un abuso del espiritualismo reclama severas medidas. No obstante habrá de desarrollarse un nuevo período de investigación científica de estos fenómenos, con la participación de médiums como Miss Florence Cook y la señora Eusapia Paladino que reúne sabios de la talla sir William Crookes y Cesare Lombroso, al que seguirá otro de apertura masiva animado por escritores, León Denis y Rochester que se vale de la médium Mlle.
Krijanowski, de San Petesburgo o Amalia Domingo y Soler, quienes dejan inaugurada la gran etapa de admisión a la que Allan Kardec hiciera referencia.
Desafiando no escasos riesgos en el exterior se imprimen dos pequeños volúmenes, de Jotino y Ademar, Luz y Verdad el Espiritualismo, Imprenta Calpense, Gibraltar, 1857, 47 p., pero muchos libros se pierden al ser incautada una partida, que aquel mismo año el obispo de Cádiz habrá de lanzar al fuego.
El otro por Joaquín Huelbes Temprado, Nociones de Espiritismo, Bayona, 1867, in 8-84 p., parcialmente detenido al trasponer la frontera serán también condenados a las llamas. Ambos títulos serían más tarde reeditados.
El Espiritismo ingresa en España a través de las obras de Allan Kardec que recalaban en Le Monarch, mercante de astilleros catalanes, que distribuía en Barcelona el capitán Ramón Lagier y Pomares. Por aquellos tiempos las distintas mercadería se acomodaban en barriles. Los catalanes naturalmente se ven favorecidos por hablar la antigua lengua limosina, idioma de las provincias meridionales de Francia a la que alguna vez estuvieran unidos.
El licenciado Néstor A. Rodríguez Escudero, en Historia del Espiritismo en Puerto Rico, ofrece detalles de particular interés,
«¿Cómo penetraron esas ideas en Puerto Rico a pesar del celo oficial? Probablemente por medio del contrabando. El gobierno español no podía ejercer estrecha vigilancia sobre las costas de Puerto Rico, que abundan en bahías, dársenas y ensenadas por donde pueden recalar barcos de todo calado. Como las leyes opresoras del gobierno de turno no permitían al criollo (los nacidos en el lugar) el desarrollo de su libre comercio, la gente tenía que recurrir al contrabando que se hacía por los puertos de mar.
Este contrabando fue el que dio lugar a que surgieran los piratas Cofresi, Almeyda y otros, que también trajo en libros que penetraban a escondidas ideas nuevas que se discutían en otros países libres, entre ellas las del médico francés (el autor se refiere a Allan Kardec) y a la libertad de pensamiento».
«…No existen marcas que establezcan con toda seguridad la fecha en que se fundó el primer centro, pero el escritor espiritista don Vicente Geigel Polanco, dice en un luminoso ensayo… el conocimiento de esta filosofía se inicio con la introducción clandestina en la isla de algunos libros de Allan Kardec. Las leyes españolas de la época prohibían la importación de tales libros, pero tanto en la metrópoli como en los territorios ultramarinos los mismos llegaban de contrabando».
En Sinopsis del Desarrollo del Movimiento Espirita Puertorriqueño, para Teresa Yañez Vda. de Otero, en su obra El Espiritismo en Puerto Rico precisa, que el movimiento inicial habría surgido en 1871 en Mayagüez, siendo su principal intérprete don Rodulfo Espinoza. Revista Unión Espiritista, Caguas, Puerto Rico, junio 1897.
En un erudito ensayo titulado Evolución del Espiritismo en Cuba, que la escritora y periodista cubana Ofelia León Bravo presentara ante la VIIIª. Conferencia Regional de la Confederación Espiritista Panamericana CEPA, Miami, 1980, expresó al respecto, «… rememorar las actividades de la Cuba colonial, mientras que en la península ocurría lo que queda dicho en sus entonces provincias de ultramar Cuba y Puerto Rico, repercutía el movimiento y desde 1857, se fueron fundando centros en La Habana, etc.»
La autora agrega que «penetró el Espiritismo por varios puntos de la isla, dividida en seis provincias y como una confirmación de ello, nos encontramos que en 1888, al celebrarse en Barcelona el Primer Congreso Internacional Espiritista, tres inquietos caballeros fueron el heraldo del Espiritismo cubano, Tomás Oña, Eulogio Prieto y Juan J. Garay».
Tomando del libro de José Braga, Cuba de la Mano, enumera que «durante el pasado siglo, circularon doce periódicos espiritistas y que la Federación Espiritista Cubana que se cuenta entre las más antiguas, quedó constituida en junio de 1890».
Esta excepción podría encontrarse en las posesiones africanas de las que se consiguen noticias, tal vez también en Filipinas colonia española hasta 1898. En un detallado informe de Carolina L. Afan, jefa de la división Filipinas y Asia de The National Library, de Manila, incluye una nomina de autores locales que nos permite inferir que el Espiritismo tuvo sus comienzos recién en nuestro siglo (XX).
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial desde los arrozales de la isla de Lozón, surge Eleuterio Terte, miembro de la Unión Espiritista Cristiana, primero en practicar esas intervenciones mediúmnicas que tanta nombradía le dieron a ese país, dejando formada una escuela de jóvenes sanadores que reconoce entre sus seguidores a Alex Orbito.
M. Lachâtre establecido como librero en Barcelona, acuerda con José María Fernández Colavida presidente de la Sociedad Espiritista Barcelonesa, normalizar el ingreso de libros y periódicos espiritistas, para ello remítese una orden de compra al Bureau de la Revue Spirite, pero la aduana retiene la expedición y notifica de la custodia.
El obispo de Barcelona impaciente por ver expuestos a los espiritistas a la pública vindicta, les comisiona ante el santo oficio. Para dar curso a una ejecución en la que debían exhumarse ceremonias de triste recuerdo debieron realizarse una serie de consultas, entre ellas al obispo de Tarragona del que era sufragáneo, la capitanía general de la provincia a cargo de la seguridad, sin olvidar algún nivel en la corona porque estando satisfechos los aranceles podía dar lugar a reclamos.
Quemar públicamente los libros, concluye, extraviándole en uno de esos laberintos a que solía referirse Jorge Luis Borges donde termina valiéndole el juicio de la historia.
Era frecuente, ver arder libros frente a los atrios o que las casas parroquiales con ellos alimentaran sus hogares, acciones repudiables pero que no se apartaban de lo que eran los quehaceres domésticos, celo siempre relacionado con la sacralización del poder.
Cuando todo indicaba en España que el Espiritismo había escrito su última página, Fernández Colavida agita en alto el primer ejemplar en español de El Libro de los Espíritus, Imprenta Espiritista, Barcelona, s.f circa 1863- 64, edición posiblemente clandestina, que no por ello deja de provocar un acaloramiento al nuevo obispo de Barcelona que debe dar explicaciones.
…Comienza el despertar del movimiento con una misiva abierta de Alverico Perón, seudónimo de Enrique Pastor y Bedoya, Carta de un Espiritista a don Francisco de Paula Canalejas, Imprenta Manuel Galeano, Madrid; 1865, seguido por José Sansón, Poemas Espiritistas, Madrid, 1865. También le cupo
impulsar a Perón las publicaciones periódicas al editar El Criterio Espiritista, Madrid, 1867, órgano de la Sociedad Espiritista Española.
A pesar de las adversas condiciones, los años sesenta y setenta darán muestra de notables progresos.
Se ofrece acto seguido una muestra de lo expresado.* (ver nota al final de este artículo)
Entre las mayores demostraciones de convicción en la reforma moral sustentada por la filosofía espiritista, merece señalarse la enmienda propuesta a la Ley de Educación (Titulo II, art. 3°, párrafo 3°) presentada el 26 de agosto de 1873 ante las Cortes Constituyentes del gobierno provisional español, ella propiciaba introducir el estudio de la doctrina espiritista en la enseñanza media y superior, proyecto de los diputados José Navarrete, Antonio García López, Luis F. Benítez de Lugo, Manuel Corchado y Juarbe y Manes Redondo Franco.
El diputado Navarrete de reconocida elocuencia esperaba realizar su defensa en el próximo período legislativo, pero esas cortes se disuelven y la iniciativa resulta archivada. Memoria del Primer Congreso Internacional Espiritista (1888).
Una tenue apertura permite que circulen los periódicos con mayor libertad, coyuntura de la que los espiritistas se sirven para difundir las nuevas ideas:
El Criterio Espiritista – Alverico Perón, Madrid, 1867.
El Espiritismo – José Gómez, Sevilla, 1869. Revista Espiritista. Diario de Estudios Psicológicos José Maria de Fernández Colavida, Barcelona, 1869.
Boletín del Círculo Magnetológico-Espiritista, Madrid, 1869.
El Progreso Espiritista – Joaquín Bassols y Marañosa, Zaragoza, 1871.
Almanaque El Criterio Espiritista – Alverico Perón, Madrid, 1873, 1874, 1875.
La Luz de Ultratumba, La Habana, 1874.
EI Buen Sentido – José Amigó y Pellicer, Lérida, 1875.
La Revelación – Dr. Manuel Ausó y Monsó, Alicante, 1875.
La Fraternidad – Murcia, 1875.
La Ilustración – José A. Pérez Carrión, La Habana, 1878.
La Luz del Porvenir – Amalia Domingo y Soler, Gracia (Barcelona), 1879.
El Faro de Sevilla – Julio Fernández, Sevilla, 1880. La Luz de los Espacios – N.B. y José A. Pérez Carrión, La Habana, 1880.
Tres periódicos resultan sancionados por las autoridades El Criterio Espirita, La Luz del Porvenir y El Buen Sentido. Amigó y Pellicer fue condenado a prisión y pago de multa por publicar artículos considerados como ofensivos para la Iglesia, quedando el autor de Roma y el Evangelio separado de su cátedra.
M. Pierre G. Leymarie, director de la Revue Spirite, de Paris, luego de un sonado juicio debió cumplir un año de cárcel, aunque recibiera más tarde la pública reparación de la justicia francesa, se le inculpó por publicar una colección de fotografías mediúmnicas tomadas como fraudulentas. Procès des Spirites, por Mme. Marina P.G. Leymarie, Librairie Spirite, Paris, 1875.
No obstante las dificultades en solo tres lustros, que corren entre 1865 y 1880 aparecen en España catorce periódicos, quince en América Latina, cuarenta y seis en Europa continental en más de diez idiomas, dos en África, dos en Asia y uno en Oceanía, que de sumarse los de origen británico y norteamericanos, aunque admitiendo con ellos algunas variantes exceden el centenar de publicaciones independiente que han de sostener similares fundamentos.
Al arribar España a la década de los años ochenta cuenta con una relación de primerísimo nombres, los mismos que con tanto éxito en septiembre de 1888 estructuran el Primer Congreso Internacional de los Espiritistas, pilar importante en la organización del movimiento en que se dieran cita sus más prominentes figuras.
Es así como la ciudad de Barcelona, tal mudo testigo asiste una vez más al cumplimiento de la ley de la acción y la reacción, aliada natural del progreso que todo lo armoniza.
Escrito por Florentino Barrera.
Publicado en su libro «El Auto de Fe de Barcelona». Puede descargarse gratuitamente desde este enlace de CursoEspirita.com Auto de Fe de Barcelona | Curso Espírita (cursoespirita.com)