Por una parte, el Espiritismo, como doctrina que se ocupa del ser humano: el aspecto físico y el espiritual, las relaciones entre estos y la moral resultante; se convierte en una filosofía práctica.
La parte práctica o experimental tiene lugar en las relaciones que se establecen con los espíritus, y el aspecto filosófico procede de las consecuencias morales que se generan.
La convivencia entre los espíritus encarnados y los desprovistos de cuerpo físico y los efectos morales que resultan de tales relaciones son elementos de una misma ecuación, que no se pueden desvincular.
Y por otra, requiere sobremanera, que se le preste cuidadosa atención a cómo canalizar el estudio Espírita.
Kardec precisó muchas veces al respecto. En El Libro de los Médiums, expresa: “[…] Hablamos, pues, por experiencia, y por lo que decimos, creemos que el mejor método de enseñanza espiritista, es el de dirigirse a la razón antes que a los ojos […]”
Es decir, lo más conveniente es comenzar por el estudio de la teoría.
La Doctrina Espírita da cuenta de la complejidad de las facultades psíquicas; en ello la importancia de asumir el estudio de la misma con la debida seriedad.
Los fenómenos espíritas tienen por principio la existencia del alma: preexistencia y sobrevivencia de esta al cuerpo y su propiedad de individualidad y comunicabilidad; las manifestaciones son tan variadas y en grados tan diversos como las aptitudes de las almas o espíritus, por lo cual, se requiere la debida observación y un razonamiento que se apoye sobre bases sólidas.
Por otra parte, la prudencia que procede del razonamiento y del sentido común debe prevalecer en todo momento.
Las puertas de la doctrina permanecen abiertas para aquel que realmente esté interesado, sin embargo, no todos están en el momento de llevar adelante el estudio espírita con la firme y sincera voluntad de alcanzar un resultado; estar atento a ello ahorraría trabajo innecesario.
Para adquirir la convicción de algo se requiere, libre de prejuicios, acompañar la libertad de conciencia con un serio interés.
A continuación, algunas consideraciones, entre otras, que pudieran motivar a la reflexión, antes de optar por el estudio espírita:
✓ Querer conocer la Doctrina por la iniciativa que surge de la simple curiosidad.
✓ La motivación momentánea que se produce, por efervescencia, al escuchar un buen discurso espírita.
✓ El entusiasmo que acompaña luego de oír hablar o participar de una experiencia significativa… espiritual, emocional o de salud… sin el necesario compromiso.
✓ Que tal decisión no proceda de sí mismo, sino que obedezca a la influencia ejercida por familiares o amigos.
✓ Prejuicios excesivos a favor o en contra de cualquier idea.
✓ Tendencia a rechazar o aceptar las cosas sin examen ni reflexión debido al exceso de confianza y entusiasmo.
✓ Excentricidad en las ideas.
✓ Alteraciones o debilidad de la salud mental.
Es importante mencionar: la existencia de facultades ostensibles, no siempre justifica el ingreso de una persona a las filas del Espiritismo; las facultades psíquicas son inherentes al ser humano, por ello, no necesariamente acompaña a la intencionalidad de educarse dentro de esta filosofía.
Toda individualidad o colectivo, se identifica con aquella idea o concepto que satisface sus inquietudes y representa lo mejor posible su perspectiva de las cosas; luego, consecuentemente, intenta atraer a otros hacia su visión.
Divulgar, dar a conocer esta doctrina, hacer lo propio para aumentar el número de adeptos dentro del movimiento espiritista, obedece a un sentimiento natural entre quienes participan de esta convicción; para ser más efectivos en tal cuestión, conviene prestar atención primeramente a los aspectos que favorecen las buenas cualidades: seriedad, perseverancia, mente abierta y libre de dogmas, voluntad firme y sincera, estudio metódico…
La seriedad dentro del estudio espírita, tiene como principios, entre otros: formalidad, disciplina y moderación.
La perseverancia se caracteriza por la regularidad con la que hacemos el estudio.
Una mente abierta y libre de dogmas implica alejarse de prejuicios y preconceptos.
La voluntad es la facultad de acción por decisión propia.
El estudio metódico implica seguir un orden determinado, ordenado, sistemático.
La sensatez es la mejor referencia que puede emplear el adepto espírita, para educarse a sí mismo y luego atraer a otros.
Obsérvese primero las buenas cualidades antes que la cantidad de simpatizantes.
Ánimo, adelante siempre…
Por Asunción Morales
Extraído de la revista Evolución nº 7 Ene-Abr 2020. Revista de Cultura Espírita