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Espiritismo, mirar hacia delante

En los últimos meses estuvimos asistiendo a una intensa movida en torno al tema Adulteración de «La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo», libro escrito y publicado por Allan Kardec en el año 1868.

Investigaciones históricas llevadas adelante por Simone Privato, escritora residente en Uruguay, nacida en Brasil, llevaron a la publicación de su libro «El legado de Kardec», en donde se revela que en la quinta edición del libro «La génesis», hecha en 1873 luego del fallecimiento del autor, se produjo una adulteración de su contenido original, transformando algunos conceptos hacia el campo religioso como, por ejemplo, el uso de la palabra «teológico» que no estaba presente en la cuarta edición.

Este descubrimiento es digno de elogio, estamos complacidos de toda línea de pensamiento en donde el estudio, la comparación y el análisis minucioso enfoquen aspectos del espiritismo que tengan relevancia en los contenidos, conceptos y apreciaciones de la doctrina.

También que todo ello sea puesto en el lugar correspondiente, es decir, que esté situado en el contexto histórico en donde se desarrollaron los hechos -Siglo XIX – donde las palabras, las teorías y sus significados tenían mayor importancia que su relevancia práctica.

Tendencia que, según comprobamos, aún sigue vigente en ciertas líneas de estudio espírita.

Creo entender cierto afán por las letras y sus componentes, los porque se escribió y qué se falseó de un documento, los intereses de quién los modificó adrede, cambiando sentido y con ello turbando entendimientos.

Aún así planteo si este estilo costumbrista, de revisionismo ciertamente dogmático, no ha quedado ya en el pasado o remitido solamente al campo de los estudios históricos y epistemológicos.

Tal el caso de Kardec, puede ser el de Freud o Darwin, u otros teóricos destacados quienes sienten sobre sus frases una lupa tras otra, tratando de descifrar un pensamiento converso o manifiesto que no los represente o los contradiga.

Así, durante décadas, las mismas palabras surgirán para acotar la obra íntegra a unas pocas fisuras, lógicas en tiempo y lugar, de quienes tanto escribieron, tanto publicaron y tan famosos se hicieron por mérito propio y también por transformarse, sin quererlo, en mitos.

No encuentro en la generación de jóvenes espíritas que frecuento habitualmente ningún interés revisionista, ni siquiera preocupación alguna por palabras o frases del Maestro Kardec que puedan dar lugar a interpretaciones incorrectas del espiritismo.

Lo que encuentro en ellos es la construcción permanente, individual y colectiva, de un nuevo espiritismo, basado en el libre pensamiento cuestionador y en los desafíos de los nuevos paradigmas de la espiritualidad que entienden al ser como una complejidad holística y diversa, no atada a creencias ni dogmas pasados y sí a lo que cada uno pueda descubrir por sí mismo que mejor le cabe al período de vida que está atravesando.

En esta visión de las nuevas generaciones me sumo como pensador independiente, feliz de comprobar que la doctrina que animó nuestra «visión revolucionaria» de los 80 sigue nutriendo las ideas de renovación y cambio de paradigma que caracteriza a los treintañeras/os de hoy.

En ellos está el futuro, libre por delante, del anclaje de los pesados barcos del pasado, en cuyas letras herrumbradas, aun hay quienes buscan con el microscopio los significados ocultos, ya borrados por el tiempo que nunca vuelve hacia atrás.

Por Raúl Drubich

Publicado en la revista Evolución. Venezuela Espírita. Revista del Movimiento de Cultura Espírita CIMA. Nº1. Ene / Abr 2018

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