Poco a poco, se empieza a ver la luz al final del túnel respecto a la Pandemia que ha costado la vida física a millones de espíritus encarnados. Ahora asistimos impotentes y en forma alterna a los comienzos o el principio de los efectos a gran escala del cambio climático; altas temperaturas en diferentes puntos del planeta, con incendios forestales enormes y el deshielo de glaciares, auguran un sombrío porvenir planetario, confirmando los temores de la mayoría de científicos.
¿Será que todavía podemos hacer algo antes de que este proceso se vuelva irreversible? En esta era esta más que comprobado la influencia de la mano del hombre en la aceleración de este proceso por no decir de su origen.
La altísima emisión de gases invernaderos producto de la quema de fósiles no ha cesado, la alta contaminación ambiental tampoco, sumándose a este proceso, la destrucción de la capa de ozono, puesta en pausa por la pandemia.
Esto podría llevar a dos destinos, que lo tenemos reflejados en dos planetas no tan distantes; Venus con su permanente efecto invernadero convirtiéndolo en un verdadero “infierno” o el destino de Marte un planeta predominantemente gélido sin atmósfera.
La terra-formación de planetas y satélites de nuestro vecindario solar aún está en pañales, por ahora es una quimera. Es ciertos que otros factores ajenos a nuestra voluntad podrían activarse para atentar con la vida en el planeta (vulcanización, acidificación de los mares, el choque un asteroide o cometa etc.), como ya ha sucedido en las cinco grandes extinciones precedentes, pero esta podría ser la primera vez en que la actividad del hombre podría conllevar a la 6ta., por tanto evitable, mientras se buscan otras alternativas a nuestro planeta para sobrevivir, donde tarde o temprano (faltan millones de años) podría ser engullido por el sol cuando se convierta en una gigante roja.
No se trata de ser pesimista respecto a nuestro futuro, sino pintar un panorama lo más realista posible, para abordar un problema complejo con muchas aristas y no posponer sus posibles soluciones en aras de un negacionismo irracional y un consumismo depredador.
Este puede ser el comienzo de una nueva conciencia más interconectada con el planeta y sus habitantes, es decir con todos sus seres vivos, receptáculos del principio espiritual, para que siga siendo la oportunidad quizá entre otras en el vasto Universo de ensayarse y desenvolverse en todas sus capacidades en un continuum evolutivo.
Pongamos nuestro granito de arena siendo difusores de esta realidad y activistas de movimientos pro ambientalistas.
Por Iván Moreno, publicado en el grupo de Facebook «CIMA Espiritismo Kardeciano Laico»
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