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El discurso que abruma y el diálogo que enriquece (estudiosos espíritas, divulgadores, etc)

Uno de los mayores errores que los espíritas cometemos es, al mismo tiempo, uno de los más habituales obstáculos que levantamos entre nosotros y aquellos que nos escuchan o se interesan por esta maravillosa filosofía.

Estoy hablando del afán adoctrinante… Sí, lo se, he tocado este asunto otras veces…, pero no voy a dejar de sacarlo cada vez que me sienta inspirado hacerlo y lo vea útil, y por supuesto, me lo permitan desde sitios como este -gracias a Dios aún existen plataformas espíritas plurales, librepensadoras (ese patrón tan netamente espírita y tan olvidado en la actualidad) y sin miedo de recurrir al pensamiento crítico-…

A veces podemos ser tan “buenos alumnos”, tan obedientes y leales a un guión, que mejor sería no nos dediquemos a tareas como la divulgación, porque si no vamos a ofrecer la misma sensación aburrida y “pregonadora” de aquellos que van buscando seguidores para engrosar sus filas.

El Espiritismo nació por encima de esto… y así debe continuar. Por eso es muy saludable, de tanto en tanto, tomar distancia… no del mensaje o del compromiso (estas dos cosas deben permanecer siempre encendidas), sino de instituciones, líderes, modismos, etc; lo que nos permitirá tener mayor perspectiva y, por lo tanto, mayor capacidad de análisis y de mejora.

Sin esta capacidad de tomar distancia (mirar más allá del grupo, de lo que dice Fulano o Sutana, etc), nos terminamos convirtiendo en sectarios y, entonces, progresivamente y sin percibirlo, como suelen ocurrir estas cosas, vamos “ganando” en adoctrinamientos varios y vamos perdiendo en credibilidad…

Estudiar y/ o practicar el espiritismo no es asistir religiosamente a los centros, estudiar los mismos manuales o adoptar las mismas expresiones y argumentos. Es, antes que nada: instrucción personal y desarrollo de la consciencia… Esto es más espiritismo que asimilar conceptos sin imparcialidad ni pensamiento crítico.

Sin ninguna sombra de duda, el espírita más auténtico no es quien más sabe de esta ciencia, sino quien mejor la ha interiorizado (aunque menor sea su instrucción académica).

A veces toca llegar a los demás por la vía de lo institucional (encuentros, publicaciones, congresos, ponentes ilustres, etc), y todos nuestros esfuerzos deben encaminarse hacia eso, pero, al mismo tiempo, no deberíamos reducir las posibilidades a esto.

Igual sucede con lo local (el centro espírita y sus actividades), y tomar como referencia exclusiva la opinión del dirigente o el modus operandi del grupo. A veces toca ir más allá y olvidarnos de instituciones, centros o divulgadores consagrados… para recolocar todo esto en contextos más amplios, incluso más inmediatos; como los que nos requieren en la calle, en el círculo de nuestras relaciones, etc.

La costumbre (más bien: mal hábito) de ir por ahí adoctrinando deja un rastro de lección aprendida, de artificiosidad, que va a convencer a muy pocos.

No sepultemos nuestra “marca” personal, el criterio propio y la espontaneidad, pues harán que nuestro diálogo sea más auténtico y lo que defendemos, más cercano. Una cosa es que siempre reconozcamos la riqueza del trabajo en equipo (es imprescindible), y otra aborregarse y no pensar o actuar por sí mismo (todas las veces que sean necesarias).

Avanzaremos más en la medida en que prescindamos de la retórica. Los espíritas que más calan en los demás son los que echan a un lado el discurso e irradian desde su campo íntimo.

Gracias por la atención prestada y mucha paz.

Por Lumen 

Escrito por Lumen

Blogger Colaborador de Zona Espírita.

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