Convengamos en que hay una porción de espíritas, opositores sin saberlo, que bajo el pretexto de la revisión o actualización, se sienten cómodos en la «oposición»… y así, algunos, desperdician su preparación y experiencia (incluso su valía) en proyecciones y argumentos repletos de giros y sobreexcitación científico-intelectual, muchas veces del todo innecesaria.
El Espiritismo verdadero no puede existir sin la razón,… pero si esta se construye sobre los preconceptos, la exhibición del ego o la inclinación polémica, nos estaremos equivocando tanto o más que aquellos que aún permanecen en el comodismo evangélico.
Por equilibrio, prudencia/humildad (y, a la postre, coherencia doctrinaria), estemos atentos para que el mensaje espírita sea adogmático y actual… pero también, para que la razón mal gestionada no nos aparte de la esencia del Espiritismo, y de paso, comprometa la divulgación y nos conduzca a la desunión.