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Carta a un hermano desconocido

A ti hermano que has conocido el Espiritismo; lo has leído y escuchado.

Que sabes de que trata esta Doctrina y, que a pesar del conocimiento adquirido, no haces tuya esta realidad, sino que andas entre dos aguas; en un mar de dudas, quiero decirte que debes tomar una decisión.

Que hay a tu alrededor muchos, supongo, muchos espíritas que pueden ayudarte.

¿Quién no ha sentido dudas alguna vez?

En ocasiones esas dudas nos han torturado por un tiempo, pero seguro que en parte, estaban siendo incentivadas por los enemigos desencarnados del Espiritismo.

Los espíritas debemos destacarnos por nuestra actitud, de caridad y tolerancia.

Hermano, yo sé lo que te ocurre, pues he conocido a muchos como a tú.

La Doctrina les gusta, las reuniones en los Centros, son interesantes y agradables, pero hay algo dentro de ti que te dice: “esto no es para mí”.

No sabes porque causa, no acabas de integrarte en esta Filosofía de vida, que abre un mundo desconocido ante ti.

Y yo te pregunto, ¿Será que has entendido realmente que debes modificar y rectificar algo en tu modo de vivir?

¿Será que intuyes que hay que trabajar en la reforma interior y aceptar responsabilidades?

Aunque nadie te lo imponga, tú lo intuyes.

Quisiera aclararte que ningún espiritista tiene derecho a exigirte nada, pero ocurre que hay que hacer cambios y, algunos muy importantes y urgentes.

El Espiritismo no se adapta a nosotros y sí, nosotros los que debemos adaptarnos a esta Doctrina, que tanto consuelo, esperanza y respuestas da.

Yo quiero decirte hermano, que es Dios quien nos pide ese cambio.

Desde Moisés, al que Dios mandó a publicar los diez mandamientos, hasta nuestros días, sin olvidar al Maestro Jesús, que vino a recordarnos que esos mandamientos hay que cumplirlos.

Y yo me pregunto de nuevo, ¿Seremos capaces de desobedecer a Dios?

Es obvio que así lo hacemos constantemente, espíritas y no espíritas.

Hermano desconocido, tienes el suficiente conocimiento ya de esta Doctrina, para saber que, si rechazas esta oportunidad, posiblemente, en el futuro lo pases mal, porque cuando las pruebas necesarias a esta forma de vida y a este mundo, lleguen, será el dolor, la espuela que se clave en tu alma y te haga sufrir, ayudándote a caminar para el bien; será entonces cuando quieras agarrarte a algún salvavidas que te saque de la desesperación que estés viviendo en esos momentos.

Todos necesitamos una luz para caminar en la oscuridad, y tú rechazas con tus dudas, indecisión y comodismo, la luz del espiritismo.

Hermano, yo no quisiera estar en tu lugar cuando eso ocurriese, cosa que no te deseo, pero que puede ocurrir, porque está sucediendo todos los días en nosotros y a nuestro alrededor.

Sólo te pido que reflexiones si merece la pena volverle la espalda a Dios, viviendo una vida de placeres, materialismo y falsas ilusiones, o caminar por el camino del bien y de la caridad que, a veces, exige de nosotros ciertos sacrificios y esfuerzos, pero que también nos da muchas satisfacciones.

Podrías pensar que somos unos fanáticos, lo comprendo, es natural que así pienses, ya que los espíritas, entre ciertos sectores, no tenemos muy buena fama, por relacionarnos con charlatanes, místicos o locos.

También entiendo que algunas veces nos hayas observados en actitudes poco dignas; no te olvides que somos aún muy imperfectos.

Pero te puedo decir que hay de todo, como en todas partes y creencias, más no olvides que el buen espírita debe ser coherente y honrado consigo mismo y con los demás, ya que a Dios y a los Buenos Espíritus, no se les puede engañar.

También te recuerdo que, el hecho de que veas fallos en nosotros, no significa que el Espiritismo sea imperfecto, lo somos nosotros en la aplicación de sus principios y máximas.

Hermano, medita acerca de la conveniencia de poner en orden tus ideas, aclarar tus dudas y pedir ayuda para poder elegir el camino acertado, para así poder aprovechar mejor esta existencia, rectificando aquellas deudas que del pasado puedas tener, como todos los que a este planeta vinimos.

Yo pediré a Dios que te ilumine en esas reflexiones y en tus momentos de flaqueza.

En caso de decidir optar por el camino de la comodidad y del materialismo, sólo me quedará pedirte que, sí algún día, quieres dar marcha atrás, nunca será tarde.

La Doctrina te estará esperando con los brazos abiertos, así como aquellos que en ella estamos, sin pedirte explicaciones, ni juzgarte: reflexiona, hermano desconocido.

Por Isabel Porras González

Escrito por Isy

Isabel Porras González es co-fundadora del Centro de Estudios Espíritas Allan Kardec de la ciudad de Málaga. Traductora de varios libros de Espiritismo al español. Actualmente es miembro del grupo Amanecer Espírita en Los Barrios – Cádiz.

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