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Blog Kardec: Temas de Estudio

Quienes evocan a los Espíritus de sus parientes y amigos, o a ciertos personajes célebres, para comparar sus opiniones de ultratumba con las que tenían cuando estaban vivos, muchas veces se incomodan y no saben mantener con ellos una conversación, salvo que caigan en temas banales y fútiles.

Por otra parte, muchas personas piensan que El libro de los Espíritus ha agotado la serie de las preguntas sobre moral y filosofía. Se trata de un error.

Por eso consideramos útil indicar la fuente de la que es posible extraer temas de estudio que son, por decirlo así, ilimitados.

Si bien la evocación de Espíritus de hombres ilustres, de Espíritus superiores, es eminentemente útil por la enseñanza que ellos nos imparten, la de los Espíritus comunes no lo es menos, aunque esos Espíritus sean incapaces de resolver las cuestiones de amplio alcance.

Ellos mismos ponen en evidencia su inferioridad, y cuanto menor es la distancia que los separa de nosotros, más los reconocemos en una situación semejante a la nuestra, sin tomar en cuenta que muchas veces nos ponen de manifiesto rasgos característicos del más alto interés, conforme lo hemos explicado en el § 281*, al aludir a la Utilidad de las evocaciones particulares.

Nos encontramos, pues, ante una mina inagotable de observaciones, aunque nos limitemos a evocar a aquellos Espíritus cuya vida humana presentó alguna particularidad en relación con el género de muerte que ha experimentado, su edad, sus buenas o malas cualidades, su situación feliz o desdichada en la Tierra, sus hábitos, su estado mental, etc.

Con los Espíritus elevados, en cambio, el programa de estudios se amplía.

Además de las preguntas psicológicas, que tienen un límite, podemos proponerles numerosos problemas morales, que se extienden hasta lo infinito, sobre las diversas situaciones de la vida, sobre la mejor conducta que habremos de adoptar en tal o cual circunstancia, sobre nuestros deberes recíprocos, etc.

El valor de la instrucción que se reciba acerca de un tema cualquiera –moral, histórico, filosófico o científico– dependerá por completo del estado del Espíritu al que se interrogue.

A nosotros nos compete juzgarlo.

Además de las evocaciones propiamente dichas, las comunicaciones espontáneas proporcionan una infinidad de temas de estudio.

En este último caso, sólo debemos aguardar el tema que el Espíritu desee considerar, y varios médiums pueden trabajar simultáneamente.

Algunas veces se podrá llamar a un Espíritu determinado, aunque lo más común es esperar al que desee presentarse, y la mayoría de las veces lo hará de la manera más imprevista.

Esos mensajes sirven, posteriormente, para formular una cantidad de preguntas cuyos temas se encuentran, de ese modo, preparados de antemano.

Además, los mensajes deben ser comentados atentamente, para apreciar todas las ideas que encierran, a fin de juzgar si llevan el sello de la verdad.

Realizado con rigurosidad, ese análisis constituye, como ya hemos dicho, la mejor garantía contra la intromisión de los Espíritus embusteros.

Por ese motivo, así como para la instrucción de todos, será conveniente que se den a conocer las comunicaciones obtenidas fuera de las sesiones.

Como puede verse, existe allí una fuente inagotable de elementos que son eminentemente serios e instructivos.

Las actividades de cada sesión pueden organizarse de la siguiente manera:

1.º Lectura de las comunicaciones espíritas recibidas en la sesión anterior, después de que han sido pasadas en limpio.

2.º Asuntos varios.– Correspondencia.- Lectura de las comunicaciones obtenidas fuera de las sesiones.- Relato de hechos de interés para el espiritismo.

3.º Material de estudio.- Dictados espontáneos.- Cuestiones diversas y problemas morales propuestos a los Espíritus.- Evocaciones.

4.º Conferencia.– Examen crítico y analítico de las diferentes comunicaciones.- Discusión sobre diferentes puntos de la ciencia espírita.

En ocasiones, los grupos recientemente creados se ven limitados en sus actividades por la falta de médiums.

No cabe duda de que los médiums son uno de los elementos esenciales de las reuniones espíritas, pero no son indispensables, de modo que sería un error suponer que sin ellos no se puede hacer nada.

Por cierto, los que sólo se reúnen con el objetivo de realizar experimentaciones no pueden, sin médiums, hacer más de lo que harían los músicos, en un concierto, sin instrumentos.

En cambio, los que se proponen llevar a cabo un estudio serio tienen mil temas de qué ocuparse, tan útiles y provechosos como los que podrían obtener por sí mismos con la mediumnidad.

Por otra parte, los grupos que poseen médiums están sujetos, de un momento para otro, a quedar sin ellos, y sería lamentable que en ese caso creyeran que la única alternativa que les queda es dejar de reunirse.

Los propios Espíritus pueden, de vez en cuando, llevarlos a esa situación, a fin de enseñarles a arreglárselas sin ellos.

Diremos más: para aprovechar las enseñanzas recibidas es necesario consagrar algún tiempo a meditar sobre ellas.

No siempre las sociedades científicas cuentan con instrumentos de observación propios, y sin embargo no dejan de encontrar temas de discusión.

A falta de poetas y oradores, las sociedades literarias leen y comentan las obras de los autores antiguos y modernos.

Las sociedades religiosas meditan acerca de las Escrituras.

Las sociedades espíritas deben hacer lo mismo, y extraerán un importante beneficio para su adelanto programando conferencias en las que se lea y comente todo lo relacionado con el espiritismo, a favor o en contra.

De esa discusión, a la que cada cual aporta el tributo de sus reflexiones, surgen rayos de luz que pasan desapercibidos en una lectura individual.

Junto a los libros especiales, los periódicos abundan en hechos, relatos, acontecimientos y ejemplos de virtudes, así como de vicios que plantean graves problemas morales, cuya solución sólo el espiritismo puede aportar.

Ese es también un medio de demostrar que la doctrina está relacionada con todos los aspectos del orden social.

Afirmamos que una sociedad espírita que organice su trabajo en ese sentido, valiéndose de los materiales necesarios para su ejecución, dispondrá de muy poco tiempo para dedicarse a las comunicaciones directas con los Espíritus.

Por eso llamamos sobre este punto la atención de los grupos realmente serios, es decir, de los que se empeñan más en instruirse que en buscar en las reuniones un pasatiempo.

(Véase el § 207, en el capítulo “Formación de los Médiums”.) en El Libro de los Médiums

Escrito por Allan Kardec. Publicado en su obra «El Libro de los Médiums». Puedes descargar una copia gratis en PDF desde este enlace: Obras de Allan Kardec – Espiritismo Confederación Espiritista Argentina (ceanet.com.ar)

Escrito por Allan Kardec

Allan Kardec. (1804-1869) es el seudónimo utilizado por el pedagogo y escritor Hippolyte Léon Denizard Rivail, considerado el codificador de la doctrina llamada Espiritismo. Nota de ZonaEspirita.com : En este perfil se publican contenidos escritos por él. Las partes subrayadas y resaltadas han sido editadas por la web.

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