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Blog Juanma: La Ciencia Verdadera

Opinar “científicamente” no lleva necesariamente consigo tener la razón. En el mejor de los casos, se puede tener determinada inclinación para comprender la realidad del mundo de manera marcadamente científica o, en cambio, de manera espiritual; es más, las dos son complementarias y vehículos de progreso cuando son utilizados como instrumentos de bienestar y de paz. El error (uno de los más centenarios que aún arrastramos) surge cuando una trata de negar o desacreditar a la otra.

Tanto en lo espiritual como lo científico, lo educativo deja de ser tal cuando se convierte en dogma inamovible, sistema cerrado en sí mismo y/o prejuicio.

Como apuntó el genial psicólogo norteamericano William James, las personas comunes tienden a anular el valor espiritual de las vivencias de carácter religioso o metafísico, recurriendo a racionalizaciones mentales del tipo: “temperamento demasiado emocional”, “crisis de histeria”, “episodio esquizoide”, etc. Pero como él mismo decía; recurrir a una causa de tipo orgánico para refutar cualquier experiencia de tipo extra-física o transpersonal es totalmente arbitrario.

Rotular o dar una nomenclatura científica a un síntoma de naturaleza espiritual, ni zanja el problema, ni sirve para explicarlo.

La ciencia, para avanzar más plenamente, necesita integrar las experiencias místicas y los fenómenos paranormales inherentes al ser humano (algo, por otro lado, cada vez más evidente tras el descubrimiento de las partículas subatómicas y el principio de incertidumbre).

Resulta cada vez más obvio que, inmersos en los albores del nuevo paradigma, que uno de los pasos imprescindibles para la ciencia (si es que realmente está interesada en ser medio de progreso) es flexibilizar posturas anquilosadas y prejuicios materialistas del todo inservibles para comprender la multidimensionalidad de la vida.

Sin duda, el que a estas alturas de siglo y de milenio diga que los fenómenos mediúmnicos o parapsíquicos son rechazados por a ciencia, pecará no solamente de desinformado, sino que además estará cerrando filas a la verdad; eso sí, vanamente…

La aparición de Espiritismo a mediados del s. XIX demostró la existencia del plano espiritual, la continuidad de la vida cuando cesa la actividad netamente biológica y los fenómenos de naturaleza metafísica (comprobados tras cientos de experiencias por parte de los más renombrados físicos, médicos e investigadores de la época).

Los negadores sistemáticos (poco importa si desde el campo científico o del religioso) demostrarán estéril opinión en este asunto si ignoran la existencia de obras como “Las variedades de la experiencia religiosa” del Nóbel W. James o “Memorias, sueños y reflexiones” de Carl Jung, obras que por si solas, demuestran que la fenomenología paranormal y la experiencia mística ha sido estudiada y validada por la ciencia, por más que sectores ortodoxos de la misma prefieran la comodidad de la negación positivista.

Hoy, los estados alterados de conciencia, las experiencias psi, los casos de casi-muerte, etc., son considerados por disciplinas científicas como la Psicología Transpersonal, La Antropología Cultural o la Física Cuántica (la misma física de las partículas habla de moléculas que aparecen y desaparecen). Oficialmente se pueden no aceptar ciertas cosas…pero extraoficialmente, hoy como ayer, los investigadores no cerrados al postulado mecanicista siguen investigando (algunos rompen el miedo al rechazo y el preconcepto y publican sus obras), comprobando de primera mano que existen mucho más de lo que la ciencia académica da por válido o no.

Quien hoy niegue que el hombre es un ser trascendental, que existen otros parámetros de la realidad más allá de lo que captan nuestros sentidos, opina con libertad, sin duda… pero no con propiedad.

Desafortunadamente para los negadores sistemáticos, no toda excitabilidad psíquica se debe a un cuadro paranoide o una personalidad neurótica; hay otras expresiones de la realidad más allá del psicoanálisis, entre otras cosas porque (pese a su incuestionable aportación e indudable talento), una de las limitaciones de Freud (que ni era psiquiatra ni tenía mucha experiencia con psicóticos) era, precisamente, esa tendencia suya de generalizar a partir de casos aislados.

El problema de muchos especialistas es clasificar erradamente como patológicos ciertos juicios que están en desacuerdo con su sistema materialista de creencias (pasan por alto que esa actitud inconsciente de creerse un paradigma de la normalidad, fue denominado por el padre del psicoanálisis como inflamación del ego…)

Resulta del todo inevitable reflexionar, desde el nuevo paradigma, que una cosa es la Ciencia y otra la opinión científica; y que a veces, no van unidas ambas. La ciencia verdadera es la que integra la realidad palpable por nuestros sentidos y también aquella que escapa a los mismos; no se limita a los descubrimientos eventuales, que, al fin y al cabo, ya estaban ahí, formaban parte de la realidad (aunque no estuvieran descubiertos).

Por Juan Manuel Ruiz González. Publicado originalmente en la web de la Asociación Espírita José Grosso (Córdoba – España) cuya dirección web es Córdoba Espírita (cordobaespirita.blogspot.com))

Escrito por Juanma

Juan Manuel Ruíz González es miembro de la Asociación Espírita José Grosso de la ciudad de Córdoba (España) y fundador del grupo de Facebook «Doctrina Espiritista 2.0». También escribe artículos en publicaciones espíritas como el periódico madrileño «El Ángel del Bien» y es asiduo colaborador de la web Zona Espírita.

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