Contenido mediúmnico a ser analizado:
SÍNDROME DEL PÁNICO
Entre los trastornos de comportamiento que dan cuenta de la sociedad actual, con enormes prejuicios para la salud del individuo y de la comunidad general, el síndrome del pánico se presenta, cada vez, más generalizado.
Varios factores endógenos y exógenos contribuyen para ese disturbio que afecta gran y creciente número de víctimas, especialmente a partir de los veinte años de edad, aunque pueda ocurrir en cualquier periodo de la existencia humana.
La descarga de adrenalina, avanzando por la corriente sanguínea hasta el cerebro en el ser humano, le produce el brote que puede ser de breve o de larga duración.
Se trata de un problema serio que merece tratamiento especializado, tanto en el área de la psicología como de la psiquiatría, mediante los recursos psicoterapéuticos a ser aplicados, así como los medicamentos específicos usados para la regularización de la serotonina y de otros neurocomunicadores.
En el momento en que ocurre el brote, el sufrimiento del paciente puede alcanzar niveles casi insoportables de ansiedad, de desesperación y de terror. No obstante, el fenómeno, invariablemente, es de breve duración, con las excepciones comprensibles.
Pueden ocurrir pocas veces, lo que no constituye un problema de salud, pero, normalmente es recurrente, por lo tanto, necesitado de tratamiento.
Gracias a los avances de la ciencia médica, en las áreas de las doctrinas psicológicas, el mal puede ser vencido con asistencia cuidadosa y tranquila.
Sin embargo, casos existen que no ceden ante el tratamiento específico, al cual el paciente es sometido, dando lugar a preocupaciones más serias.
Sucede que, en todo problema en el área de la salud o del comportamiento humano, el enfermo es siempre el Espíritu que se encuentra en proceso de recuperación de su pasado criminal, experimentando las consecuencias de las acciones infelices que se permitió practicar antes del nacimiento actual.
Renaciendo con la culpa esculpida en los tejidos sutiles del ser, temores y desasosiegos aparentemente injustificables, surgen inopinadamente, expresándose como leves brotes del pánico.
En consecuencia, por haber generado animosidad y resentimiento, sus víctimas, que no lo disculparon por las actitudes perversas que le padecieron, vuelven por el impositivo de las afinidades psíquicas y morales, estableciendo connubios de venganza por intermedio de las obsesiones.
El número de personas en sufrimiento bajo los aguijones de las obsesiones producidas por desencarnados es mucho mayor de lo que parece.
Es natural, por lo tanto que, en esos casos, la terapéutica aplicada más eficaz no resulte en los propósitos deseados, tales sean, la cura, el bienestar del paciente.
Se hace urgente el estudio más cuidadoso de la fenomenología mediúmnica, de las interferencias de los Espíritus en las existencias humanas, a fin de ser mejor comprendidos los disturbios psicopatológicos, de esa manera, facultando existencias saludables y comportamientos equilibrados.
Anteriormente confundido con la depresión, el disturbio del pánico fue estudiado más con detenimiento y, después de ser analizados todos los síndromes, fue reclasificado, a partir de 1970, como siendo un trastorno específico, recibiendo orientación psicoterapéutica de seguridad.
Puede ocurrir que, en un brote del disturbio del pánico, de naturaleza fisiológica, los enemigos espirituales del paciente se aprovechen del desequilibrio emocional de su adversario e invistan agresivamente, acoplándosele en el periespíritu y produciendo, simultáneamente, la inducción obsesiva.
Se trata, por lo tanto, de una problemática más severa porque son dos disturbios simultáneos, que exigen más cuidada atención.
En ese sentido, la psicoterapia espírita ofrece recursos valiosos para la recuperación de la salud del enfermo.
Concomitante al tratamiento especializado en el área de la medicina, las contribuciones fluídicas, mediante los pases, el agua magnetizada o fluidificada, las lecturas edificantes y la meditación, la plegaria ungida de amor y de humildad, los socorros desobsesivos en reuniones especializadas, sin la presencia del paciente, ofrecen los beneficios que necesita.
De cara al débito moral ante las Leyes de la Vida, es indispensable que el afectado se recupere espiritualmente, por medio de la voluntad para alterar la conducta para mejor, extremando esfuerzos para sensibilizar a su víctima antigua, alejándola a través de la paciencia, de la compasión y de la solidaridad.
El disturbio del pánico es trastorno cruel, porque durante el brote puede inducir el paciente al suicidio, conforme sucede con relativa frecuencia, en razón de la desesperación que da cuenta de la emoción del mismo.
El hábito de la oración y el recurso de las acciones en favor del prójimo en sufrimiento constituyen una admirable medicación preventiva a las embestidas de los Espíritus inferiores, equilibrando los neurotransmisores y facultando el mantenimiento de la armonía posible.
La reencarnación es, gracias a eso, el bendecido camino educativo para el Espíritu que, en cada etapa, desarrolla los tesoros sublimes de la inteligencia y de la emoción, de la belleza y del progreso, avanzando con seguridad en la conquista de la plenitud que a todos está reservada.
Las enfermedades, especialmente las de carácter emocional y psiquiátrico constituyen, así como otras orgánicas de variadas expresiones, desde las degeneraciones genéticas hasta las de carácter infeccioso, los métodos educativos y reeducativos para el discípulo de la Verdad.
En cada error cometido tiene lugar una nueva experiencia correctiva, de forma que la conciencia individual, armonizándose, pueda sintonizar con la Conciencia Cósmica, en una sinfonía de incomparable belleza.
Solamente, por lo tanto, existen las enfermedades porque permanecen enfermos en sí mismos los Espíritus deudores.
Sea cuál sea la situación en que te encuentres en la Tierra, bendice la existencia, conforme se te presente.
Si dispones de salud y disfrutas de bienestar, multiplica los dones de la bondad y sirve, esparciendo alegría, sin el desperdicio del tiempo en frivolidades y obligaciones perturbadoras.
Si te encuentras enjaulado en cualquier forma de sufrimiento, bendice la cárcel que te impide empeorar la situación evolutiva, evitando que nuevamente derrapes en los desaires y alucinaciones.
El cuerpo es una dádiva superior que Dios concede a todos los infractores, a fin de que logren la superación de la argamasa celular para cantar las glorias inextinguibles del Amor completamente libre.
Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, en la mañana del día 30 de octubre de 2012, en Sydney, Australia.
Traducción al castellano de Isabel Porras González.
Puedes leer el original en portugués de esta psicografía en este link: http://www.mundoespirita.com.br/?materia=sindrome-do-panico
FIN DEL CONTENIDO
Para los que sois nuevos en la lectura y análisis de libros mediúmnicos y afines os ponemos unos interesantes enlaces:
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