“¡La muerte es una cita cotidiana que vosotros sois los únicos que podéis explicar! No le temáis.
Tener miedo a su fin, a la nada, al juicio, a la ausencia de los otros, es lo que dicen los hombres y no lo que es.
Los hombres han disfrazado la muerte en forma de suplicio y de angustia; es hora de quitarle sus atavíos para que la llama del espíritu exalte el carácter eterno de la vida.
Tal vez habíais creído que estabais acabados, que la conciencia se iba a diluir en el polvo del limo de la tierra.
Por otra parte, ¿quién, estaba allí para deciros otra cosa? Estad seguros de vivir como yo lo estoy.
¿Será preciso dudar siempre antes, para decir luego que eso era verdad? Ciertamente no, amigos míos, si os atrevéis a decirlo”.
Extracto de mensaje.
Pues bien, ¡sí! Nosotros nos atrevemos a decirlo, gracias a todos estos testimonios de espíritus que se manifiestan en el seno de nuestras sesiones espíritas: “No, ¡mi muerte no existe!” Y esta cita nos hace encontrar nuestra verdadera naturaleza, pero también a muchos de los que nos han precedido y que nos esperan en la luz, al final del túnel: parientes, amigos, amores conocidos en una o muchas de nuestras vidas pasadas.
LA NADA NO EXISTE
Si, como se nos ha enseñado y en forma general, es nuestro guía quien nos recibirá en las puertas de nuestra nueva vida, estará rodeado, de ser posible, de parientes conocidos en nuestra última existencia, pues entonces esta acogida será tranquilizadora.
Nos permitirá desplazarnos mejor hacia las esferas de lo invisible y acostumbrarnos, de alguna manera, a nuestro nuevo estado: el de espíritu vestido sólo con su periespíritu.
Entre los testimonios recibidos, he aquí el de un Espíritu que no esperaba nada después de la muerte, pues era ateo.
Se trata de Louis Aragon, el gran poeta, con quien Michel Pantin se había encontrado un por de veces, y que vino naturalmente a dar testimonio a través de aquel a quien había conocido cuando vivía, Michel, entonces convertido en espírita y médium.
En 1983, el espíritu Aragón manifestaba así su felicidad de reencontrar a su amor que creía perdido para siempre en la nada:
“He creído, vean ustedes, que cerrando los ojos, los cerraba para siempre.
Me dormí en la oscuridad.
Había creído cerrarlos para siempre, pero ya eso era simplemente ignorar que la oscuridad existe.
¡En este caso es un gran error considerar la nada, en este caso es un gran error hasta anticiparla! Hablar de la nada, ya es hablar de la existencia de esa nada.
Si la nada existe, es porque existe otra cosa.
He aquí lo que yo había olvidado.
Y sin embargo ustedes habían acogido mi amor, y sin embargo ustedes habían acogido mi razón de ser.
Por haberlos acogido, ustedes, sin saberlo, abreviaron mi turbación.
Por haberlos recibido, sin saberlo, permitieron a mi alma ignorante alcanzar la claridad.
Yo avanzaba lentamente por ese largo túnel, que ahora sé lo que quiere decir.
A lo lejos, una luz.
Yo avanzaba, avanzaba lentamente.
Luego, una forma.
Eso ya no era la muerte, era un sueño.
¡No es posible! ¡No es posible! Se repetía entonces lo que me quedaba de conciencia, creyendo adivinar en la forma, a aquella a la que había amado.
Y ya no la adiviné más; ella estaba allí, delante de mí, presente, viva y luminosa, radiante de alegría, radiante de felicidad.
¡Elsa mi mujer, mi felicidad, Elsa mi amor, estabas aquí, me esperabas y de nuevo, tus dos grandes brazos se abrían para recibirme, aquí, aquí! Nunca jamás, habría creído venir.
Estabas aquí para decirme: «Louis, Louis, tu sueño existe, el amor no tiene fin. Lo habías imaginado en tu poesía y ahora sabes que es verdad».
Te había perdido, te había llorado, aquel día habría podido maldecir al mejor de los amigos.
Y luego te encuentro, y entonces estás allí, siempre presente, también siempre viva.
Vibras y sé que aún me amas, que me amarás siempre, que el amor es la vida y que no se apaga.
Ay, se los deseo a ustedes, se los deseo”.
LA LUCHA CONTINÚA
Qué es más bello que comprender que el amor nunca muere, que es absoluto, que es la eternidad.
Quizás pueda haber aquí una particularidad que puede encontrarse en otros testimonios de artistas (pintores, poetas, filósofos, literatos.) Parece que su lucha por una causa o un ideal los impulsa más rápido hacia ese más allá que les espera, ayudados por supuesto, por sus amigos o amores pasados que también se reúnen con frecuencia para ese mismo ideal.
Y entonces podrán seguir luchando juntos, como nos lo precisa Jean Ferrat en un mensaje recibido en enero de 2012:
“La muerte no existe.
Las ideas se conservan porque el espíritu sobrevive, se puede retomar la lucha, se puede escribir poesía, se puede vivir el amor.
Es posible soñar, y más que soñar, es posible esperar y construir porque ya no hay más fronteras entre los hombres de ayer y los de hoy.
Unos viven en los éteres, otros viven en la Tierra, y su lucha es semejante si sabe corresponder a las ideas de compartir y de justicia.
Para mí la revelación vino con la muerte, pues yo pensaba que me aniquilaba.
Pero no, amigos míos, el recibimiento fue vuestro gran amigo (Michel Pantin), fue también el señor Louis Aragon, pero también fueron todos mis amigos, todos mis amores, mi mujer a la que tanto he llorado, me decía: «¡Jean, tú estás vivo! ¡Jean, vamos a continuar! ¡Jean, no hace falta lamentarse de nada! ¡Jean, el hombre puede volverse mejor! Jean, hay tantos que se golpean».
Otros me decían: «Míralos, óyelos, síguelos, a esos espíritas que ya han abolido las fronteras, las que hacen que en ciertas circunstancias, el hombre dude y ya no sepa».
Sé que vivo, sé quiénes sois, he querido aprender, comprender lo que, de hecho, como para Louis (Aragón) dormitaba en el fondo de mi alma”.
NDLR: Jean Ferrat murió el 13 de marzo de 2010 y Michel Pantin al día siguiente.
De allí la alusión en este mensaje, en relación con el espíritu Louis Aragon, personaje importante para uno y otro.
LA GRAN FAMILIA DE LOS ARTISTAS
Es así como se establece también una solidaridad en esa gran familia de los artistas, unos como Jacqueline Maillan (mensaje de enero de 2010) vienen a informarnos de la próxima partida de un amigo de antaño y del papel que tendrán que jugar entonces.
Pero más bien escuchémosla:
“He venido con varios de mis amigos.
He venido a decirles cuán feliz estoy aquí donde estoy, cuán viva.
Sigo mi oficio de saltimbanqui, hago reír, sonreír, aporto el sentimiento.
Quería decir que hemos acogido a nuestro amigo Pierre Doris que se nos ha unido hace poco tiempo.
Tuvo que comprender que estaba vivo y su elocuencia, su humor y su ironía hoy son de nuevo tan fuertes y tan incisivos como en la época de su vida terrestre.
Traemos felicidad, eso es lo que cuenta.
¿No lo creen? en retribución la recibimos.
Pienso en uno de mis amigos, todavía encarnado que se encamina lentamente hacia su verdadera vida.
Pienso en él pues hemos trabajado juntos, es mi hermano de antaño.
Lo esperaré, lo esperaré al extremo del túnel cuando llegue el momento.
Lo tengo en mí como sé que él piensa en mí.
El espíritu del que les hablo es el espíritu Pierre Mondy.
Sé que su cuerpo pierde lentamente su fuerza, que sus facultades se desvanecen lentamente.
De vez en cuando lo visito durante su sueño.
Nos reunirnos, nos encontramos.
Le aporto fuerza, como les he dicho; mis pensamientos van hacia él y allí estaré el día en que se levante la cortina sobre su más allá”.
Es una cadena sin fin que une a los hombres en la telepatía amorosa.
Gracias a la difusión del espiritismo, la Tierra se convertirá en un planeta donde los hombres ya no tendrán miedo a morir pues habrán sabido levantar el velo de otra dimensión: la del espíritu.
Por Fabienne Touzet – Traducción de Ruth Neumann
Publicado en la revista Le Journal Spirite en Español. La Revista del Círculo Espírita Allan Kardec de Nancy (Francia). Nº 98 Octubre – Diciembre de 2014. http://www.spiritisme.com/le-journal-spirite/