¿Qué responsabilidad tienen los médiums?

Comunicación recibida el 09/11/2021 (extracto textual de la sesión completa)

Todo ser, todo hijo de Dios, tanto encarnado como desencarnado, tiene la responsabilidad de sus pensamientos, de sus sentimientos y de sus actos.

Como ya explicó el Gran Maestro Jesús, hay sirvientes que reciben muchos talentos y otros reciben menos, pero cada cual, de acuerdo a lo que recibe, así es su responsabilidad(1).

Aprovechemos cada hermano, las cualidades que tiene, para poder seguir avanzando, dando pasos en el camino hacia Dios. Y los hermanos que tienen la capacidad de contactar y de ser intermediarios entre el plano material y el plano espiritual, de acuerdo a la vibración en la que se estén moviendo en cada momento, tendrán las capacidades correspondientes para poder atraer a unos hermanos o a otros en el plano espiritual.

Exactamente igual que ocurre con el resto de los hermanos encarnados, porque, de acuerdo a la vibración que cada persona emana, está sintonizando con un determinado grupo de hermanos desencarnados que pueden aportar ayuda, en el caso de los hermanos espiritualmente elevados, incrementando todos los impulsos positivos en la mente y en el corazón, en las emociones de las personas, o impulsando los sentimientos más bajos, egoístas e ignorantes, de acuerdo con esos mismos impulsos que puedan tener las almas encarnadas a las que por afinidad se aproximan.

Solamente nos aproximamos de acuerdo al nivel vibratorio de cada uno de los hermanos encarnados, y lo hacemos por voluntad propia, no somos autómatas, pero hay suficientes hermanos desencarnados como para que siempre haya posibilidad de que alguno pueda recibir la atracción correspondiente, para poder impulsar de un modo positivo o negativo, de acuerdo a la actitud mental, emocional y espiritual en la que se mueven cada uno de los hermanos encarnados.

Por eso, todos los estudios que se hacen en relación con el impacto que el mundo espiritual tiene en el mundo físico, debe entenderse en forma de correlación, y en ningún momento existe ninguna influencia que no sea aceptada por el alma encarnada, porque la vibración que se emite es la que atrae a los correspondientes hermanos, y cuando vibramos de un modo elevado, de acuerdo a la Ley del Amor(2), los hermanos que se atraen están en esa misma vibración.

Pero cuando vuestros pensamientos, sentimientos y actos están vinculados al egoísmo, al miedo, al vicio, los hermanos espirituales que se acercan son los correspondientes.

Pero los hermanos que tienen mediumnidad, generalmente reciben un impacto mucho mayor que los que no la tienen.

La influencia que reciben es mayor, y de ahí, los hermanos médiums que atraen a hermanos con vibraciones bajas, porque ellos tienen esas vibraciones bajas, lo que hacen es multiplicar los efectos negativos de esas vibraciones. Y lo contrario ocurre con los que están vibrando en pensamientos, sentimientos y actos elevados.

Independientemente de esto, también se da el caso de todo aquél hermano que está cumpliendo una misión de apoyo a hermanos sufrientes, ya sea encarnados o desencarnados.

Cuando así se actúa, se está cumpliendo con la Ley de Caridad(3), pero eso en ningún caso significa bajar el nivel de vibración propio, sino ayudar a que pueda elevarse el nivel de vibración de los hermanos a los que se asiste.

Pero eso lo harán de un modo voluntario, nunca se les puede obligar. Y de ahí que tantas veces os hayamos dicho que debemos tender la mano, pero nunca obligar.

Y ese acto de caridad, siempre manteniendo el libre albedrío y cubiertos por la Ley del Amor, permite poner en condiciones de ayuda a todos los hermanos sufrientes que estén dispuestos a realizar cambios en sus vidas.

Referencias:

[1] Evangelio según San Mateo 25,14-30

[2] Ver artículo La Ley del Amor (PDF)

[3] Ver Ley de Caridad

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