Resiliencia
Queridos lectores: ¿Se han preguntado por qué algunas personas pueden mantenerse en pie ante tantas situaciones difíciles y experiencias dolorosas en su vida?
En cambio, otras recurren a conductas destructivas o terminan en una profunda depresión.
Un factor que puede explicar esta diferencia en reacción es la “Resiliencia”.
Ésta se define como la capacidad de sobreponerse o levantarse ante las crisis y las situaciones de intenso dolor emocional.
Dicho vocablo tiene su origen en el latín, en el término resilio que significa resaltar o rebotar.
Podemos afirmar que la Doctrina Espírita influye grandemente en esta capacidad del ser humano.
Los postulados que plantea la filosofía espiritista proveen la fortaleza necesaria ante cualquier situación que podamos experimentar.
Repasemos brevemente dichos postulados.
Reconocimiento de la existencia. de Dios Un Dios que siempre es bueno y justo.
Atributos que se manifiestan a través de las Leyes Divinas o Naturales: Adoración; Trabajo; Reproducción; Progreso; Igualdad; Libertad; Conservación; Sociedad; Destrucción; Justicia, Amor y Caridad*.
Leyes que le proveen al ser humano el terreno fértil para su desarrollo y la comprensión de todas las circunstancias y eventos que le rodean.
Inmortalidad del Alma. El espíritu sobrevive ante la muerte del cuerpo físico.
Abandona su cuerpo cuando éste ya no le resulta útil.
Lleva consigo todas sus vivencias e incluso sus virtudes y pasiones.
El reconocer nuestra inmortalidad debilita o derrota los pensamientos materialistas e inmediatistas que provocan tanta desesperanza.
Comunicabilidad con el mundo espiritual. La comunicación entre los encarnados y desencarnados es un hecho.
Todos poseemos, en menor o mayor grado, la facultad mediúmnica ya que ésta es inherente al ser humano.
Existen además otras formas de comunicación con el mundo espiritual, por ejemplo, el desdoblamiento ya sea en vigilia o durante el sueño.
Palingenesia o Reencarnación. Las vidas sucesivas son oportunidades o talleres de trabajo que nos permiten convertirnos en mejores personas y afrontar aquellos conflictos o compromisos adquiridos con otros.
En este mecanismo opera la Ley de Causa y Efecto.
Ley que nos enseña a ser responsables por las consecuencias de nuestros actos y nos sitúa en los escenarios de vida adecuados para lidiar con éstos.
Progreso y Evolución. Éstos son una constante.
En cada existencia marchamos siempre hacia adelante.
No hay marcha atrás.
Podría parecer que en alguna existencia no hubo progreso, sin embargo, desde el momento que hay algún grado de reflexión ya estamos evolucionando.
Recordemos que la perfección es nuestro destino.
Pluralidad de Mundos Habitados. Nuestro grado de evolución determinará el tipo de mundo que habitaremos.
Estaremos conviviendo con nuestros afines, tanto en características como circunstancias y experiencias que necesitamos atravesar para evolucionar.
En la medida que estudiemos, comprendamos y apliquemos los postulados espíritas, nuestra resiliencia debe ir fortaleciéndose día a día.
Cuando estemos confrontando una crisis o un momento sumamente difícil debemos recordar:
- Contamos siempre con la providencia o el amparo de Dios. Nunca estamos solos. Buenos espíritus nos acompañan, nos inspiran. Confiemos en la justicia divina, soltemos todo aquello que nos endurece el corazón.
- Sobrevivimos la muerte física. Cuando desencarnamos, regresamos a nuestra verdadero hogar, donde seremos acogidos nuevamente con amor. Tendremos el tiempo necesario para reflexionar sobre nuestras vivencias y planificar la próxima encarnación.
- No perdemos contacto con los que han regresado al mundo espiritual. Los lazos de amor continúan por siempre. Estemos atentos y receptivos ante cualquier comunicación. La separación es temporal.
- Tenemos innumerables oportunidades para reparar y progresar. El reencarnar nos brinda el alivio de saber que nos encontraremos con aquellos que hemos lastimado y podremos subsanar el daño causado. Al mismo tiempo, trabajaremos con nuestro egoísmo y orgullo, males de la humanidad.
- Estamos habitando el lugar más adecuado que realmente reúne las condiciones que necesitamos. Nada es improvisado. Nuestras circunstancias de vida, como el lugar de nacimiento y las personas que nos rodean son las justas para trabajar lo que tenemos que trabajar.
Por consiguiente, valoremos nuestro país, valoremos nuestra familia.
Ciertamente, el dolor y la desesperación pueden nublar la razón, y debilitarnos física y emocionalmente.
La Filosofía Espírita nos brinda el consuelo y la esperanza, apoyada en la razón, para mantenernos en pie ante cualquier adversidad.
Agradezcamos a Dios y al Mundo Espiritual.
Nuestros deseos de bien para todos ustedes.
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*El Libro de los Espíritus, libro tercero, Las Leyes Morales.
Por Geannette Rodríguez
Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 1. Nº3. Abril 2015 https://www.educacionespirita.com/