Cuando “entramos” en nuestro cuerpo físico nos olvidamos de nuestra estancia en el Mundo Espiritual, eso acontece tanto en el fenómeno del nacimiento, cómo cuando nos despertamos del sueño.
Ese olvido no es completo, las impresiones del mundo espiritual perduran en nuestro inconsciente y afloran en nuestra vida cotidiana, trayéndonos conocimientos que parecen innatos, simpatías y antipatías aparentemente gratuitas, sensaciones de ya conocer lugares o personas que en esta encarnación estamos viendo por la primera vez.
En verdad ese olvido es parcial, olvidamos fechas, nombres, acontecimientos, pero las virtudes, los talentos, los afectos y desafectos se quedan registrados en nuestro espíritu originando las virtudes, defectos, afectos y desafectos innatos.
Extracto del libro «Doctrina Espírita: Breve información» de Edison Carneiro. Puedes descargar tu copia PDF desde aquí: